La relajación

JOSÉ MARIA ODRIOZOLA, La capacidad de relajación es importante para los deportistas de elite. Un atleta en perfecta forma puede fracasar por exceso de nervios, por no poder superar la sensación de una responsabilidad excesiva. Compite entonces agarrotado, no puede expresar todo su potencial, y fracasa. Cuando no existe esa fuerte carga emocional suele suceder lo contrario. Fátima Whitbread lo demostró ayer. Consiguió el récord mundial de jabalina (77,44 metros) en la clasificación.

Whithbread vivió ayer una de esas situaciones de tranquilidad que genera el máximo potencial de un atleta. Era temprano, el estadio se encontraba semivacío, hacía frío, el cielo estaba nublado y el viento en calma. Le pedían 62 metros para pasar a la final, marca que ya había sobrepasado esta temporada por más de 10 metros. Realizó una carrera rápida y lanzó desde dos metros antes de la línea para garantizar la validez del intento. La ejecución fue perfecta, la trayectoria larga, sin excesivo planeo y la jabalina se clavó en el centro de la zona de caída. Le había arrebatado el récord del mundo a Petra Felke (RDA) por 2,04 metros, y ella había mejorado su marca personal en 4,46 metros. Coincidió su estado óptimo de forma con la tranquilidad de una calificación fácil.

Otro ejemplo de que cuando alguien muy superior a los demás compite relajado lo ofreció Steve Cram en las series y semifinales de 800 metros. Su participación había causado sorpresa, pues había tenido recientemente molestias en una pierna y la sobrecarga de pruebas podía dificultar su rendimiento en la esperada final de 1.500. Para el británico hacer menos de 1.47 minutos es "trabajo de velocidad" para afinar su preparación. Corre tan fácil y relajado que resulta casi ofensivo para los demás. Coe ha tenido que poner más énfasis para llegar a la final de 800.

Exceso de confianza

No siempre está garantizado el rendimiento de un atleta cuando actúa relajado por su propia superioridad en una prueba donde el título no está en juego. El exceso de confianza produce a veces un efecto contrario. Le pasó ayer al soviético Prokofiev, plusmarquista europeo de 110 metros vallas. Fue eliminado en la primera serie. A su marca de 14.06 segundos le faltó una centésima para darle el pase a la semifinal. Sin embargo, este atleta se había beneficiado hace un mes, durante los Juegos de la Amistad, en Moscú, de competir en una final B, donde igualó el récord europeo (13.28). No se vio presionado en aquellos momentos, y ayer, en cambio, se durmió en exceso en sus laureles.

Otro elemento que ayuda a la consecución de buenas marcas, éste ya no psicológico sino material, es la indumentaria de los atletas. El frío, que impide una buena respuesta orgánica en las pruebas de velocidad, lo combaten algunos con trajes elásticos de una pieza, que en algunos casos llega hasta los tobillos para proteger las piernas de las bajas temperaturas. Algo que se consideraba como moda en las velocistas estadounidenses se ve ahora conveniente en las alemanas orientales.

El veterano campeón olímpico escocés Alan Wells utiliza un pantalón tipo ciclista, para preservar sus abductores, que le da una imagen sacada de Carros de fuego.