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Triunfo del Dinamo sobre el Anderlecht

El Dinamo de Kiev, campeón de la pasada Recopa a costa del Atlético de Madrid, y el Anderlecht mostraron que son dos espléndidos bloques, aunque con matices claramente favorables al soviético, que juega el balón con la idea de hacer vertical su fútbol, mientras que el belga pierde algunas de sus acciones de calidad por su excesivo entramado de centrocanipistas, cinco. Así, en tanto los jugadores soviéticos parecen obsesionados por buscar el gol por el camino más recto, los belgas necesitan demasiados toques en corto y triangulaciones para llegar arriba con peligro. Por eso ganó el equipo de Ucrania.Al Dinamo comienzan a moverlo Yaremchuck, un jugador que sube y baja continuamente, y Yakovenjo, un medio que se sitúa como eje del equipo en el centro geométrico del campo y que distribuye el juego a derecha e izquierda, generalmente tras un par deregates a sus adversarios. Por delante se sitúa Zavarov, un medio punta rápido, inquieto, hábil, rubito, una especie de Butragueño ucraniano, que se gana enseguida la simpatía del espectador. Y arriba suele meter la quinta velocidad Belanov, delantero de movimiento continuo que sabe aprovechar bien los espacios libres, aunque ayer no mostró su mejor nivel.El Anderlecht intentó contrarrestar el mejor juego soviétilco con la moderna táctica de fortalecer su centro del campo y dejar arriba a un solitario punta, Kabongo, con la misión de ejercer de pivote de espaldas al marco contrario, devolver balones al priririer toque y abrir huecos para que,entren sus compañeros. Los medios tienen calidad y ponen en práctica la vieja tesis política de la unidad europea: tres hombres en posiciones fijas de derecha a izquierda, el islandés Gudjohnsen, el holandés Janssen y el danés Andersen, y dos más móviles, el belga de origen italiano Scifo y Lozano, natural de Coria del Río (Sevilla).

Al Anderlecht le falta también un delantero con carisma ante el gol al haber perdido a Vandenbergh, traspasado al Lille, francés. Y en la segunda parte intentó igualar el partido echándose más arriba y sumando otro elemento ofensivo, Nilis, pero no acabó nunca de resolver las ocasiones de que dispuso por falta de precisión en el remate. El único con auténtico peligro, a cargo de Van Tíggelen y desde muy lejos, sirvió para que Chanov acreditase su condición de suplente de lujo de Dasaev en la selección soviética.

Sobre Scifo y Lozano gira todo el juego del conjunto belga. Pero su fútbol preciosista en corto, a, veces brillante para lagrada, pierde efectividad al llegar al área. Ambos podrían formar un excelente dúo en cualquier competición de altura de fútbol sala.

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