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MUNDOBASKET 86

Defensa americana

V. S. No atraviesa el baloncesto mundial una etapa de convulsiones técnicas y tácticas. Hace 15 años, los poco refinados entrenadores europeos de entonces recibían como maná caído del cielo las novedades -por ejemplo, la defensa de run and jump o correr y saltar, de Dean Smith- que llegaban de América. Hoy se introducen, más que nada, matices a lo ya sabido.

La auténtica novedad del baloncesto actual es de orden físico-atlético: se trata de la aparición y desarrollo de una raza de jugadores de estatura, coordinación, velocidad y potencia inauditas. El carácter atlético del baloncesto es cada día más aparente y los jugadores de hoy logran proezas físicas que sus antecesores ni siquiera soñaban. (Y quizá esa tendencia sea peligrosa para las posibilidades españolas; nuestros baloncestistas nunca fueron nada del otro jueves en el terreno de las facultades puras).

En estas circunstancias no es fácil hallar innovaciones técnicas en un campeonato mundial. Al menos, innovaciones positivas y no aquéllas nacidas tan sólo al amparo de una regla tan discutible como la del tiro de tres puntos. Pero, aunque no sea innovación en términos absolutos, sí que hay que destacar el portentoso ejemplo de la defensa individual de Estados Unidos. A ojos europeos, no acostumbrados a seguir las grandes competiciones del baloncesto universitario, lo que ha demostrado en la defensa el equipo entrenado por Lute Olson es verdaderamente novedoso y constituye un ejemplo visual digno de retener y, mejor aún, aplicar.

Los americanos practican, con rigor, ferocidad y movilidad de pasmo, una deny defense, es decir, una defensa de denegación del pase, colocándose en cada una de las líneas que el portador del balón podría escoger para pasarlo a un compañero. Es una defensa angustiosa porque no deja siquiera iniciar el sistema de ataque. Los italianos, en cuya liga se practica la mejor defensa de Europa, no pudieron nunca salirse de la abrumadora maraña.

¿Se puede aplicar aquí, tal cual, esa defensa? Antonio Díaz Miguel lo intenta con resultados desiguales. Y hay un motivo esencial: no la puede realizar cualquiera. La técnica individual -los famosos fundamentos- que ello implica es muy ardua de adquirir y debe aprenderse cuando el jugador es un adolescente. Aquí trabajamos muy mal a esas edades y no hay dedicación de los entrenadores. Mientras que esa situación no cambie, lo que hacen los americanos será inalcanzable para los europeos.

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