El centenario de 'La Gran Vía'
Hoy se cumplen 100 años del estreno de La Gran Vía, zarzuela de nominada por sus autores como revista madrileña cómico-lírica fantástico-callejera", escrita por Felipe Pérez González (texto) y Federico Chueca (música), con la colaboración de J. Valverde. Se estrenó en Madrid, en el teatro Felipe, el 2 de julio de 1886 y se mantuvo cuatro años en cartel.Es ésta una pieza que se conoce más por sus canciones que por sus fragmentos instrumentales, dado que son sainetes continuados de una gran variedad e ingenio.
Destacan el tango de Menegilda, la jota de los Ratas y el chotis del Elíseo. Ortega y Munilla dice del estreno: "No hay idea de lo que es un triunfo escénico no habiendo asistido al de La Gran Vía. La noche fue un clamor continuo. Acabó la representación a la una y media de la madrugada, habiendo comenzado a las ocho y media. No hubo número musical que no fuera repetido varias veces".
Esta obra, representada en Inglaterra, Italia, Alemania, América de habla hispana y Estados Unidos, afianzó el género chico despegándose éste, a partir de entonces, de las zarzuelas grandes que pretendían ser un reflejo de la ópera italiana, y a veces, una copia, en cuanto a libretos y estilo.
El argumento de La Gran Vía trata de la apertura de una avenida para descongestionar Madrid, proyecto que años después realizó el conde de Peñalver.
Se produce el estreno de La Gran Vía tres años después de la apertura del Metropolitan Opera House de NuevaYork (1883), coincide con la inauguración de la estatua de la Libertad (1886), casi con el estreno del Otello de Verdi (1887) y la aprobación del matrimonio civil (1887). El año 1889 es el de la II Internacional Socialista y la Exposición Universal de París, en la que la inauguración de la torre. Eiffel, el teléfono y el fonógrafo marcan toda una época.
Quisiera aprovechar el centenario de esta magnífica obra musical para destacar la figura de Federico Chueca, músico vocacional, casi autodidacto, pianista de café, compositor, que colaboró con Barbieri, Bretón y Valverde, aunque yo más bien diría que éstos colaboraron con él, ya que su talento, frescura, sensibilidad e inspiración hicieron de Chueca el músico de Madrid. No sólo porque naciera en esta ciudad, sino porque vivió en y para Madrid. Su vinculación con la ciudad fue total, y supo retratar y describir fielmente la magia de la capital de España.
Su música, vista a través del tiempo, escapa al sometimiento y servidumbre de la época en que fue compuesta.
Chueca fue precursor y partícipe de una época que sería prodigiosa para el género chico (1885-1900). En ella se estrenan Cádiz, El año pasado por agua, El dúo de la africana, El tambor de granaderos, La verbena de la Paloma, El baile de Luis Alonso, Agua, azucarillos y aguardiente, La boda de Luis Alonso, La Revoltosa, Gigantes y cabezudos, La alegría de la huerta, etcétera (hay otra época posterior -1923-1936- también muy importante).
Madrid estaba de moda, y el schottis (chotis para nosotros), importado de París, como la moda y los niños, se había instalado en el corazón de los madrileños y en el interior de la zarzuela.
No voy a entrar en detalles, pero el análisis de los acontecimientos históricos y políticos de la época nos mostraría muchas curiosas coincidencias y un paralelismo con nuestro tiempo asombroso. Chueca fue un músico de una inspiración melódica exuberante, capaz de resistir al tiempo. Son conocidos los comentarios y elogios de Nietzsche y otros contemporáneos al asistir a la representación de La Gran Vía, y no vamos a descubrir que es posiblemente la zarzuela o revista -como se quiera llamar- más completa del gran género chico. En lo que no coincidimos con la época prodigiosa, después de 100 años de revolución musical, es en la existencia de compositores con talento para producir obras teatrales / musicales, o viceversa, que fueran el exponente de la inquietud de la gente joven por la música y el teatro.
Sólo algunos cronistas, juglares o cantautores saben retratar con música las vivencias de nuestro tiempo. Hoy se conmemora el centenario de La Gran Vía, de Chueca, y, en definitiva, de la zarzuela.
Entre la opinión patriótica que propugnaba que "( ... ) la zarzuela conseguirá la misma estimación universal que, por su, carácter nacionalista, vienen teniendo el arte musical italiano, ruso, francés, húngaro y alemán..." y el derrotismo de sus elitistas detractores: la zarzuela es una mezcla indefinida de ópera italiana, operetas, giros, folclóricos y acopios de vulgaridades...". Mi opinión es que tanto la zarzuela grande como el género chico han aportado, a nivel popular, gran parte de la información musical, del pueblo.
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