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MEXICO 86

Vítores a los jugadores y abucheo a José Luis Roca en el recibimiento a la selección

Varios cientos de personas acudieron ayer al aeropuerto de Barajas a vitorear a la selección española y, de paso, abuchear a José Luis Roca, presidente de la Federación Española de Fútbol. El contraste fue seguido, no sin ciertas sonrisas de complicidad, por los jugadores. No hubo declaraciones explosivas, ni siquiera de quienes han dejado en México algún reguero amargo, como Setién, descontento por no jugar. Todos, supuestamente contentos y satisfechos por el digno papel realizado. Unos criticaban a los árbitros y otros preferían quejarse del método de desempate a base de penaltis. En esto el más lanzado fue Calderé, quien afirmó: "Hay que cambiar este sistema por otro. Por ejemplo, hasta que marque alguien un gol, aunque se tarde una hora más".

El público asistente, que rebasó los dos centenares de personas gracias en parte a los curiosos que estaban en el aeropuerto para otros menesteres, y que tenía muchos colegiales en sus filas, fue coreando uno a. uno los nombres de los jugadores de la selección. Los aficionados, además de llevar un cartel con el nombre de Eloy, dedicaron a este jugador una parte importante de sus muestras de apoyo: "Eloy tranquilo, España está contigo".Sin embargo, toda su agresividad se desató cuando descubrieron la figura de José Luis Roca, presidente de la Federación Española de Fútbol, a quien dijeron de todo.

Roca se había mostrado "satisfechísimo" de todo lo sucedido en México. Negaba que hubiera existido algún problema e incluso resaltaba la corrección con la que ha trabajado la Federación Internacional de Asociaciones de Fútbol (FIFA). Sólo puso un pero, las "enormes distancias que hay entre las distintas poblaciones mexicanas" que fueron causa, en su opinión, de que surgieran "algunos problemillas".

Resultó curioso también el encuentro entre dos médicos, Jorge Guillén, de la selección española, y Miguel Ángel Herrador, del Real Madrid, club que salió mal parado en el Mundial, con las lesiones de Maceda y Gordillo. Guillén no perdió tiempo para hacer un pe queño aparte con Herrador y rela tarle cuáles eran las molestias que aún seguía sintiendo Gordillo. La breve charla terminó con un: "Te llamaré y ya te contaré eso", preludio de alguna conversación más interesante, a la vista sobre todo de que el equipo médico del Real Madrid no se sentía muy satisfecho de lo que la Federación hizo con su jugador Maceda.

Guillén, asaltado a preguntas sobre el caso Calderé, se limitó a regatearlas con un tópico: "Nada puedo decir, porque el asunto está sub iúdice. Hicimos una reclamación y aún no hemos recibido respuesta".

Todos los jugadores coincidieron en su satisfacción por la labor realizada en el Mundial. Camacho quitó importancia a la concesión de la medalla de oro al mérito deportivo y apostó firmemente por Argentina, "porque tiene a Maradona, que es muy superior a todos los demás".

Julio Alberto juzgó su actuación como la de "un suplente que quería ganarse el puesto". Y Eloy, asediado por cámaras y entrevistadores, se limitó a confesar que, por un momento, pensó en tirar fuerte. "Pero Pfaff", añadió, "no sólo adivinó la intención de mi disparo sino la de algún otro compañero. Ahora estoy tranquilo".

Salinas y Setién se habían intercambiado las chaquetas, nadie sabe por qué, por lo que pasaron la aduana con los pasaportes también intercambiados. Por último, Gallego, que hizo olvidar a Maceda en el puesto de libero, fue excesivamente diplomático ante una pregunta sobre una posible competencia entre ambos en el Real Madrid: "Lo ideal es que juguemos los dos en ese puesto". Zubizarreta, el guardameta, confesó que la Fiorentina, equipo italiano le había hecho una gran oferta económica.

Y, uno tras uno, fueron cogiendo sus maletas y caminando hacia el autobús. Chendo tenía más piisa porque quería conocer a su hijo, nacido hace unos días. Uno tras uno, también, se fueron marchando las diversas autoridades que acudieron al aeropuerto: Juan Barranco, alcalde de Madrid; Romá Cuyás, secretario de Estado para el Deporte, y Alfonso de Borbón, presidente del Comité Olímpico Español. Miguel Muñoz se despidió a su manera del Mundial: "Ahora ya me da igual lo que pase en México".

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