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MÉXICO 86

Cunde el nerviosismo

La delegación española se ha visto indefectiblemente asaltada por el nerviosismo en los últimos campeonatos mundiales. En Argentina el detonante fue el propio lugar de concentración, la Martona, un sitio que no reunía condiciones y que alteró el ánimo de los futbolistas. En España bastaba con el propio nerviosismo que mantuvo el seleccionador Santamaría para extender sus efectos al resto del grupo. Ahora ha sido la lesión de Maceda.Al cabo de dos días en que este asunto ha sido el problema obsesivo en la selección, está fuera de duda que llegó a la concentración mal recuperado de su lesión, pero al tiempo está fuera de duda que el equipo médico y el propio seleccionador lo sabían. Y más que nadie, el jugador, que de ninguna manera quería perderse jugar en este campeonato. Ahora todo se va en conferencias de prensa y en declaraciones más o menos superficiales con algún mensaje críptico envuelto en ellas. Y luego, en voz baja, se echan las culpas unos a otros de lo que ha ocurrido.

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La baja de Maceda enrarece el ambiente de la selección

Todos han forzado la situación. El jugador, con el lógico deseo de jugar el Mundial, ha apretado los dientes y se ha aguantado molestias. El cuerpo médico y el seleccionador han tratado de salvar la participación del jugador, e incluso se sabe que no se comunicó a los servicios médicos del Madrid que por segunda vez hubo que extraerle líquido de la rodilla, lo que ya era indicio de algo preocupante. Finalmente, la situación ha estallado. Al primer partido, la rodilla se ha rebelado y el jugador tiene que volverse a casa. Y la mala conducción que ha tenido el asunto por parte de todos deja como secuela el nerviosismo y las miradas de desconfianza, que le pueden hacer al grupo más daño que la propia baja de un buen jugador.

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