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Pedro Arbeo

Promotor de un nuevo y joven partido republicano

Pedro Arbeo, madrileño de 28 años, soltero, técnico en seguros y con un intenso y breve pasado de actor, llegó a ocupar la secretaría general de Acción Democrática Republicana Española (ARDE) entre 1981 y 1982. Agobiado por lo que él califica de inoperancia y sectarismo de los republicanos históricos, decidió en su día, alentado por otros compañeros y su ciega fe republicana, fundar un nuevo partido que canalizara toda la corriente de opinión que, desde su punto de vista, existe en España favorable a la república.

Ningún vínculo familiar liga a Pedro Arturo Arbeo al republicanismo. Ni padres, ni tíos, por lo que parece, tuvieron especial protagonismo, al contrario que en el caso de otros militantes republicanos, en la azarosa etapa de la guerra civil española. "Yo llegué al republicanismo por intuición y por deducción", puntualiza Arbeo, que hace apenas dos meses ha recibido el plácet de Interior para inscribir legalmente al Partido Republicano Español (PRE). "Porque considero que la república consolida más un Estado y también, porque la monarquía me parece un régimen trasnochado y anacrónico". Además, Arbeo considera virtualmente peligrosa la figura de un monarca, ya que, dice, "ciertos privilegios recaban para sí cierta soberanía, y ésta sólo puede residir en el pueblo español".La militancia en un partido republicano clásico, además de proporcionarle un conocimiento exhaustivo de la batalla de Brunete, le permitió observar al promotor del PRE algunos de los problemas más graves de este sector político. "La democracia interna era más bien libertinaje, hasta un extremo inconcebible. Con decir que ha habido hasta militantes del partido que se presentaron a diputados por otro... Pero además es que en pocos grupos el sectarismo es tan fuerte. Los republicanos están echando mano continuamente del pedigrí de cada militante, quién fue su padre, qué hicieron sus hermanos, etcétera".

Arbeo asegura que se ha erradicado esta actitud en el PRE, aunque los viejos republicanos le acusan de sectarismo a su vez. "Opinan", dice, "que para estar en nuestro partido es imprescindible ser joven". Y sin embargo, quizá por una mera precaución de cara a la capacidad de captación del nuevo grupo, su promotor no exige nada en cuanto a la militancia en sí. "Somos pocos en el PRE. Prefiero no decir cuántos para no tener que mentir como hacen todos los partidos, pero en realidad, si en vez de militantes encontrara un buen número de simples colaboradores dispuestos a trabajar por este ideario, me daría por satisfecho".

Y es que Pedro Arbeo odia el fetichismo y la actitud dogmática propia de los partidos más consolidados. Ni siquiera parece ser sensible a la reivindicación de la bandera tricolor, utilizada, en cambio, por otros partidos de izquierda. "Ésa era, por lo que parece, la bandera del Partido Federal. Pero los primeros presidentes republicanos fueron enterrados con la bandera que llamamos monárquica. De todos modos, sobre esta cuestión no tenemos una idea definitiva".

El PRE lanza, en cualquier caso, su ofensiva hacia una juventud desorientada, desencantada y con escasas perspectivas de encontrar empleo, para "ofrecer una alternativa de izquierda, democrática y humanista" que acabe con "la falaz idea que se intenta meter en la cabeza del pueblo español de que no hay otra disyuntiva que monarquía o dictadura". Sólo el miedo, "que es un grave peligro también para la democracia", puede impedir, en opinión de su promotor, que progrese este ideario republicano.

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