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La madre de los niños abandonados en una 'pizzeria' se entrega a la policía en Alicante

Ana María Vacas Lázaro, de 27 años y soltera, madre de los dos niños abandonados en la madrugada del pasado martes, en una pizzeria del distrito madrileño de Vallecas, se presentó voluntariamente en la Comisaría de Alicante a las cuatro de la tarde de ayer. Ana María, que acudió acompañada de su tercera hija, Débora. Teresa, de cuatro años, fue puesta en libertad por el juez de guardia poco después.Ana María había sido identificada el pasado miércoles por la policía como la madre de Ana Belén, de tres años, y del pequeño Eduardo, de cinco meses, que fueron abandonados en una pizzeria situada en el número 40 de la calle del Puerto Canfranc.

Las declaraciones de Ana María fueron calificadas por fuentes policiales como "algo confusas". Manifestó que había dejado a sus dos hijos "creyendo que se quedaban con un amigo". "Estaba ebria y no sabía lo que hacía", comentó a la policía. Poco después, según su testimonio, hizo auto-stop y subió en un vehículo que la llevó hasta Alicante.

Al llegar a esta ciudad, Ana María buscó alojamiento en casa de unos familiares de sus padres que, según relató, vivían en la zona de los apartamentos turísticos de La Albufereta. Sin embargo, no pudo facilitar a la policía la identidad de tales familiares. La noche del miércoles la pasó con su hija "en casa de una amiga" que conoció en un bar.

La madre de los niños abandonados pasó entonces a disposición judicial. Poco después, y tras prestar declaración, fue puesta en libertad por el juez de guardia. Ana María llevaba dinero consigo y en sus desplazamientos por Alicante utilizó varios taxis. Fuentes policiales comentaron que era muy probable que en la misma noche de ayer tomase un tren para regresar a Madrid.

Ana María Vacas Lázaro vive habitualmente con su madre y sus tres hijos en la calle Sierra de Meira, 33, en una zona de casas bajas próxima al puente de Vallecas. La abuela de los pequeños manifestó que no era la primera vez que Ana María abandonaba a sus pequeños y reconoció que su hija se embriagaba con fecuencia. Según Ios vecinos, sufría constantes depresiones e incluso una vez intentó suicidarse.

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