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Decretada prisión preventiva para los dos detenidos

Los jóvenes seguidores madridistas Esteban Pablo Bastida y Jesús Díez, detenidos el pasado domingo al final del encuentro Hércules-Real Madrid, pasaron a disposición judicial en la mañana de ayer desde los calabozos de la Policía Nacional, adonde llegaron desde el estadio Rico Pérez, de Alicante. El juez ordenó la prisión preventiva para los dos. El Cuerpo Superior de Policía trasladó ayer, por la mañana, las diligencias oportunas del caso al Juzgado de Guardia, el de Instrucción número 2, de Alicante, adonde fueron conducidos los detenidos para prestar declaración ante el juez titular en presencia de la abogada defensora y del padre de uno de los encausados. El juez ordenó prisión preventiva para ambos en espera del careo que esta mañana mantendrán con los policías afectados.Tras prestar declaración, fueron conducidos al centro penitenciario de Foncalent, adonde llegaron a la una de la tarde.

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Las diligencias instruidas determinan como causas de la detención, según el capitán de la policía Tovar, insultos, por parte de uno de ellos, y sustracción de la porra protectora y agresión con la misma a otro miembro de la policía, por el otro.

Los incidentes al final del encuentro sólo fueron la parte visible de un deplorable comportamiento por parte de varios seguidores madridistas que, ya en la mañana del domingo, produjeron un enfrentamiento con un taxista en las calles de la capital. Por la tarde, en las puertas del estadio, amenazaron con navajas a algunos porteros e inspectores. Una vez dentro del recinto, se dedicaron a insultar y amenazar gravemente a los aficionados locales y a lanzar objetos contundentes al terreno de juego y sobre las gradas, además de ser portadores de barras de aluminio. Según los detenidos, habían comprado las entradas, así como los billetes de la excursión a Alicante, en la peña Las Banderas, que, a su vez, había adquirido el lote de localidades al conjunto blanco, lo que indica que el Madrid no vendió las entradas directamente a los perturbadores.

En el momento de la refriega, tres minutos antes del final del partido, algunos seguidores madridistas comenzaron a lanzar objetos de arriba abajo de la grada norte, lo que creó pánico y produjo un hueco en la zona alta porque los espectadores corrían en busca de una fácil salida, ya que en la parte donde se produjeron los acontecimientos no había continuación con la tribuna y saltar la misma era saltar al vacío.

Rafael Miralles, miembro de Protección Civil, ya abandonó el hospital del Insalud, en el que permanecía ingresado desde el domingo con fractura de un tobillo. Los otros dos heridos abandonaron el mismo domingo por la noche el centro asistencial del Insalud.

El Hércules facilitó al Gobierno Civil el detalle de la venta de localidades, que estimó en 35.000, contando socios y pases de favor, con la salvedad de unas 2.000 entradas más, que no se vendieron para evitar apreturas. Sin embargo, unos aficionados presentaron ayer una demanda al juez porque, estando en pose sión de sus localidades, no pudieron tener acceso al campo. Según la policía, el lleno fue tal que hubo que intervenir para que más de 2.000 personas pudieran entrar cuando ya había comenzado el partido.

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