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El refugiado pertenecía al Servicio de Inteligencia G-2

Fuentes gubernamentales han confirmado que Manuel Antonio Sánchez era un funcionario cualificado del Servicio de Inteligencia cubano, G-2 , y que poseía una cuenta abierta en España de medio millón de dólares (unos 77 millones de pesetas) para financiar las actividades de esta organización en Europa. Por otra parte, fuentes de los servicios de información españoles declararon que otras cuatro personas de la Embajada de Cuba en Madrid están implicadas en el intento de secuestro del ex alto funcionario de La Habana asilado en España, Manuel Antonio Sánchez Pérez. El fallido intento se produjo en la mañana del viernes, en pleno centro de la ciudad.Según las mismas fuentes, Manuel Antonio Sánchez poseía información de Estado de gran valor para los norteamericanos. Estas fuentes no desecharon la posibilidad de que se hubieran realizado algunos intercambios de información entre Sánchez y la diplomacia estadounidense destacada en España. Añadieron que Sánchez tenía amplios conocimientos sobre los asuntos cubanos para Luanda y Angola.

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Durante su estancia en España, según, los informantes, Sánchez viajó a Zaragoza para entrevistarse con los directivos de la Caja de Ahorros de Zaragoza. Esta entidad cerró, el pasado 30 de agosto, un trato con el Gobierno de Cuba, que estipulaba un préstamo de 2.000 millones de pesetas para la financiación de la exportación de bienes de equipo, proyectos y adquisición de buques.

Manuel Antonio Sánchez, que actualmente se encuentra en un hotel de Madrid bajo protección policial, pidió por primera vez asilo en Zaragoza. Las autoridades le remitieron a Madrid, adonde llegó el 9 de diciembre pasado, día en el que cumplió 40 años. En el momento en el que la Embajada cubana tuvo conocimiento de la disidencia, gran parte de las 163 personas que forman el grupo diplomático cubano iniciaron la búsqueda del refugiado.

Los investigadores españoles reconocen que la forma en que iba a ser secuestrado daba pruebas de la urgencia con la que se intentaba recuperar al asilado. "Sin embargo", añadieron, "si un vicecónsul se arriesgó a una detención es porque debía creer en el éxito de la operación, y, de hecho, si no hubieran intervenido los transeúntes podían haberlo conseguido".

Una de las incógnitas que tratan de despejar las investigaciones es si el Embajador conocía la existencia del plan, (Oscar García Fernández se encontraba en Barcelona en el momento del secuestro). Además, el propietario del coche utilizado -un empleado de la Embajada- está considerado como uno de los cuatro presuntos implicados.

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