Robert Morris,
que se ha hecho cargo la pasada semana de la cátedra de parapsicología de la universidad de Edimburgo, la primera en su género en el Reino Unido, va a estudiar la posibilidad de que algunas personas sean efectivamente gafes para las máquinas. Según declaró, existe la posibilidad de que haya alguna conexión psíquica en la relación hombre-máquina, aunque no descartó la posibilidad de que el mal fario sólo sea una tendencia a culpar siempre a las mismas personas cuando una máquina se avería. La nueva cátedra se financia con un legado de 500.000 libras (unos 110 millones de pesetas) donadas por el escritor Arthur Koestler, fallecido en 1983.
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