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Una familia amiga de los Figueroa, acusada del secuestro de la pequeña Tristana

Los detenidos como presuntos autores del secuestro de Tristana Figueroa, de siete meses de edad, son cuatro miembros de una familia que, según fuentes de los Figueroa, "alternaba de cuando en cuando" en el chalé de donde fue sustraída la pequeña. Se trata de Antonio Portolés Clavería, de 51 años; su esposa, Concepción del Val, de 45, y sus hijos, Ivana, de 19, y Alvaro, de 18.

Antonio Portolés se dedica a negocios inmobiliarios y, al parecer, atravesaba en los últimos tiempos tan senos apuros económicos que había entrado a trabajar como empleado en una empresa ajena. El secuestro de la hija de Tristán Figueroa y su esposa, Ana Magdalena, tuvo como móvil, según todos los indicios, resolver esa situación. Desde hace un par de años, los Portolés viven como inquilinos en el tercero A del número 21 de la calle de Gaztambide, en Argüelles. La familia procede de Zaragoza.Al mediodía del pasado miércoles, los inspectores de Homicidios detuvieron a la madre y a sus dos hijos mayores en el piso de Gaztambide. El padre fue detenido poco después en su trabajo. Los cuatro fueron trasladados a las dependencias policiales de la Puerta del Sol, donde permanecían ayer. Al parecer, los testigos del suceso, la empleada de hogar agredida y el taxista al que encargaron recoger el rescate, los han reconocido.

Según una primera reconstrucción del suceso, fueron Concepción del Val y su hija Ivana las mujeres que, hacia la medianoche del pasado domingo, entraron en el chalé de la avenida de Áster. Debían conocer que el matrimonio Figueroa se encontraba en el cine y que la empleada que cuidaba a la niña no era una habitual de la casa. Se fingieron marquesas que querían entregar un regalo y se llevaron por la fuerza a la pequeña Tristana.

Rescate millonario

Los secuestradores exigieron el lunes por teléfono 15 millones de pesetas como rescate y acabaron aceptando 11. Establecieron un sistema de entrega del dinero basado en la participación de un taxista, ajeno al asunto, que debía recoger el dinero y llevarlo a la Cruz Roja de la avenida de la Reina Victoria.La policía siguió de cerca la operación y detectó la presencia en las cercanías de la Cruz Roja de un Seat 124 Sport sospechoso. Era el coche de los Portolés. Los investigadores ya suponían que los secuestradores conocían a la familia Figueroa.

La entrega del dinero no se materializó porque los secuestradores se sintieron vigilados. El martes, hacia las tres de la tarde, abandonaron a Tristana en un aparcamiento de la calle de la Princesa. Al día siguiente fueron detenidos.

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Tristán Figueroa, hermano del duque de Tovar, de conocidas ideas ultras, declara como profesión la de catador de vinos, y en compañía de su esposa, decoradora, abrirá próximamente un restaurante en la calle de Montalbán.

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