Los expertos opinan que la octava partida del Mundial de ajedrez, aplazada ayer, terminará en tablas
El soviético Anatoli Karpov, campeón mundial de ajedrez, tiene un peón de ventaja en el aplazamiento de la octava partida del encuentro que le enfrenta a su compatriota Gari Kasparov, con el título en juego. En opinión de los especialistas, la ventaja de Karpov es insuficiente para lograr la victoria. La segunda sesión se celebrará hoy. El encuentro se juega al mejor de 24 partidas, salvó que uno de los contendientes alcance antes seis victorias. Hasta el momentol, Karpov vence por cuatro puntos a tres, y dos victorias a una.
Cuando Kasparov entregó su jugada secreta al árbitro, los grandes maestros soviéticos presentes en la sala de análisis -Lev Polugaievski, Mark Taimanov y Eduard Gufeld- coincidieron en que la partida debe terminar en tablas. Posiciones similares han sido profundamente analizadas en los manuales de ajedrez, con idéntico resultado. La activa posición de la torre de Kasparov ofrece las máximas garantías para el empate.La partida tuvo una historia muy corta. Se planteó, una variante de apertura muy conocida en la práctica magistral. De hecho, Karpov y Kasparov ya habían jugado la misma línea en cuatro partidas de su encuentro anterior.
Paradójicamente, Karpov invirtió mucho tiempo en realizar las primeras jugadas. En esta fase de la partida pudieron observarse largas colas en los bares de los vestíbulos, cuyos alicientes eran, al parecer, mucho más atractivos que los ofrecidos por la posición de la partida. Los aficionados apuntaban toda clase de conjeturas y chistes sobre la tardanza de Karpov en hacer movimientos cantados. Uno de ellos, al ocupar su puesto en la cola, exclamó: "Parece que el campeón ha venido hoy a jugar sin echar la siesta".
Cuando, por fin, Karpov se decidió a probar caminos inéditos, se produjo una simplificación general de piezas y la partida desembocó en un final de torre, caballo y cinco peones por ambos bandos. La posición era ligeramente favorable al campeón, pero poco prometedora ante una defensa adecuada.
Kasparov contraatacó con energía y sacrificó un peón en aras de la actividad de sus piezas. Cuando, pocas jugadas más tarde, se cambiaron los caballos, Kasparov dio largos paseos por la sala de juego, con aire relajado. El previsible empate favorece al aspirante, que jugará con blancas en la novena partida.
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