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Reportaje:ATLETISMO

El plusmarquista mundial de altura saltó 39 centímetros más que su talla

El soviético Rudolf Povarnitsin, que el domingo superó el récord mundial de salto de altura y se convirtió en el primer hombre que franquea el listón a 2,40 metros, saltó 39 centímetros por encima de su estatura, 2,01 metros. Sin embargo, no es de los atletas que han conseguido más diferencia entre su talla y la altura superada. Se encuentra incluso por debajo de la media, aproximadamente 42 centímetros, de todos los saltadores que han pasado o llegado a los 2,30 metros.El negro norteamericano, Franklin Jacobs, de sólo 1,73 metros de estatura, logró franquear en 1978 2,32, es decir, 59 centímetros más. Povarnitsin, según esa medida, si tuviera la misma capacidad de impulso que Jacobs, podría saltar hasta 2,60 metros, pero las dificultades de hacerlo por encima de la talla aumentan con la estatura del atleta.

Otros saltadores que han conseguido más diferencias han sido: el canadiense Milton Ottey, de 1,78 metros, que ha superado 2,32, es decir, 54 centímetros más; el japonés Takashi Katamine, de 1,73, con la misma diferencia, al haber franqueado 2,27; el francés Franck Verzy, de 1,81, que saltó 2,32, 51 centímetros más, y el norteamericano Jeff Woodard, de 1,83, con 2,33, es decir, medio metro más.

La sorpresa causada por el récord de Povarnitsin alcanza a los propios técnicos soviéticos, que ahora dudan en hacerle titular para la final A de la Copa de Europa del próximo fin de semana en Moscú. En principio, el titular provisional es el más experimentado Igor Paklin, pero hasta el mismo día de la prueba, el sábado, podría ser sustituido.

Povarnitsin declaró al término de la prueba del récord, en Donetsk, que su plan, junto con su entrenador, VIadimir Kiba, había sido saltar hasta 2,32, lo que ya hubiera superado su marca personal en seis centímetros. "Pero despues de lograr esa marca decidimos intentar el récord mundial", dijo.

El atleta soviético, de 23 años, ucraniano, de Kazan, pero que vive en Kiev desde 1980, empezó a entrenarse en el salto de altura a los 12 años, tras dejar el baloncesto. Salta estilo Fosbury, de espaldas, en el que la velocidad de carrera para la impulsión oscila entre los 7 y los 8,5 metros por segundo, muy superior a los 6 del ya casi olvidado rodillo ventral.

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