Induráin abandona y Francisco Navarro llega fuera de control en la cuarta etapa del Tour
LUIS GóMEZ ENVIADO ESPECIAL Induráin abandonó; Francisco Navarro, del Reyno1ds, llegó a la meta muy rezagado y fuera de control, y Greciano, albañil hasta que le vio rentabilidad al ciclismo, se encontró, sin saber cómo, sumergido en una escapada que no tuvo éxito. Más práctico que los españoles fue el colombiano Lucho Herrera, que se metió para probarse en la escapada buena y rescató 47 segundos sobre los favoritos. "Saludo a los caficultores de Colombia", dijo al llegar a la meta, consciente de que el café subvenciona a su equipo. Solleveld (Qwantum) ganó la etapa, y Kim Andersen, gregario de Hinault, el jersey amarillo.
Después de cinco etapas, los corredores sumarán hoy en sus piernas el kilómetro 1.000; 1.034 en cinco días, una cifra elevada labrada a fuerte ritmo, porque en el Tour existen pocas componendas. Así, el joven Mikel Induráín, de 20 años, no ha podido resistir este ritmo. Aunque era conocedor de que su misión en el Tour acababa el próximo jueves, se ha visto obligado a cambiar de planes.En la mañana de ayer aún seguía con fiebre, pero decidió tomar la salida. Sobre el kilómetro 45 pidió la asistencia de los servicios médicos y decidió abandonar. Llegó a la meta sentado en el tercer coche del equipo Reynolds. "Me ahogaba. No podía respirar. Este será el primer año que pueda ir a san Fermín".
Pasado el kilómetro 100, Navarro (Reynolds) comenzó a tener problemas; llegaba a la meta fuera de control. Era el tercer abandono español. Aja (Reynolds) se encontró mejorado, porque el día anterior hizo la contra reloj entre vómitos. El resultado español es, hasta el momento, desolador. Sólo se salva el hecho de que Pello Ruiz Cabestany ocupase el espacio estelar de la segunda página del diario L'Equipe.
Ruiz Cabestany gusta en Francia porque habla correctamente el francés y porque pasa por ser un fino corredor. Tiene clase, dice el diario deportivo. Luego de una semblanza del corredor, éste se proclama apasionado por el Tour y reconoce la gran afición que asiste a esta prueba -y al diario LEqu¡pe, matiza- en su ciudad de resídencia, San Sebastián.
Fuera de esta nota social, la actuación española es deficiente. Fuera de la carrera sólo se escuchan rumores sobre el fichaje de Cabestany por el Fagor, de la forma en que Pedro Muñoz se ha comprometido, para el año que viene, con Teka, y en el futuro de Ángel Arroyo, a quien Pedro Delgado vería con buenos ojos en su equipo. En carrera, las noticias son más bien escasas y, por ello, sorprende que, de pronto, sin aviso previo, agazapado, Greciano (Seat Orbea) se cuele en una escapada.
"Más duro era el andamio"
Greciano es uno de los más sacrificados gregarios que tiene el ciclismo español; un corredor muy poco brillante, pero muy duro. Uno de los que acaban. Es dificil que Greciano abandone en una gran prueba, aunque vaya rezagado en las últimas posiciones. Greciano hizo célebre una frase hace años: "Más duro era el andamio", cuando tuvo que dejar pico y pala para volver a la bicicleta, porque ya era rentable. A sus 35 años, pasa por ser un corredor estimado entre todos sus compañeros.
Por eso, ayer, Greciano se sorprendió incluido en una escapada junto a hombres notables. "Voy a más", dijo en la meta, aunque reconoció que se metió en la fuga sin darse cuenta de ello. Ayer, la vuelta a Francia estrenó movilidad general y el nerviosismo de muchos corredores empezó a fructificar en frecuentes escapadas.
La etapa, de 239 kilómetros, estaba plagada de alicientes: cinco metas volantes con bonificaciones, cuatro puertos de montaña, aparte de un sprint especial. Hubo segundos sobrados para repartir, circunstancia de la que salió más favorecido Sean Kelly, con 32 segundos conseguidos. Van der Poel, un belga, compitió incluso por el premio de la montaña con éxito, labor en la que pudo lucir gracias a la escasa dureza de los citados puertos.
Hubo al menos tres intentos serios de escapada. Uno primero con hombres como Peter Winnen, Ve1dscholten o Caritoux, que obligó a Bernard Hinault a tomar el mando del pelotón. La segunda escapada, en la que estaba Greciano, duró poco; y, por fin, la tercera, que resultó un éxito para dos de los siete corredores que formaban el grupo triunfador: Andersen (La Vie Claire), que se convierte en líder, y el colombiano Lucho Herrera (Café de Colombia), que da la sorpresa en el Tour.
Lucho Herrera llevaba la preocupación a los hogares colombianos el día anterior con la noticia de que una tendinitis le impedía, al parecer, disputar a pleno rendimiento el Tour. A las 7.15 de la mañana (hora de Colombia), los aficionados ya conocían que Herrera había salido embalado a disputar un puerto de tercera categoría.
Sobre las nueve de la mañana de Colombia, Herrera levantaba la expectación al saltar en un grupo junto a corredores de cierto prestigio y que llegó a contar con casi dos minutos de diferencia sobre el pelotón. La inclusión de Herrera, sorprendente, obligó a un trabajo extra del gran grupo. En la meta mostró su satisfacción: "Estoy orgulloso de ser el primer colombiano que acaba una escapada en llano en el Tour". Herrera obliga ya a los colombianos a estar más atentos a las etapas en llano. La transmisión del Tour comienza a las 5.30 horas de cada mañana.
10.000 metros de adoquines
Porque hoy, entre Neuchatel en Bray y Roubaix, llega el pavés, curiosa superficie que permite la ruptura del pelotón con su escasa presencia. De los 224 kilórnetros de la etapa, sólo 10,5 disponen de pavés; es decir, carretera muy estrecha con cuesta de grandes adoquines. Tampoco dicho pavés se atraviesa en un solo tramo, sino que los 10,5 kilómetros son la suma de nueve tramos.
Esos nueve tramos salteados son suficientes para romper muchas cosas: el pelotón, los riñones de los corredores, los radios, los tubulares y cualquier hueso en cuanto se presente una caída masiva.
El pavés obliga a recorrerlo en fila india y con grandes precauciones; se producen numerosos cortes y las caídas son peligrosas por dos motivos: la posibilidad de una lesión por la dureza del terreno y la tardanza en recibir auxilio.
El pavés no entusiasma a los corredores españoles. Delgado piensa estar entre los primeros y Cabestany no sabe de qué va.
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