Claudio Boada reconoce que el Banco Hispano Americano no podía repartir dividendo por su baja rentabilidad
Claudio Boada, presidente del Hispano Americano, reconoció ayer ante la junta general de accionistas de la entidad que el banco no había repartido dividendo con cargo a los resultados del ejercicio pasado debido a sus propios problemas de baja rentabilidad y no por los derivados de la adquisición de Bankunión y del Banco Urquijo o de la fusión de ambas entidades, aunque esto también contribuyó negativamente. El presidente del Hispano señaló que él no habría fusionado a las dos entidades.
La intervención de Claudio Boada ante la junta de accionistas, que estuvo a punto de suspenderse por las continuas interrupciones que había, supuso el reconocimiento de los importantes problemas de rentabilidad por los que ha atravesado el Hispano en los últimos ejercicios, y no sólo en el de 1984.Claudio Boada dibujó una cuenta de resultados del Hispano, comparada con la de la media de los seis grandes bancos, en la que todos los capítulos eran peores. De esta forma afirmó que "las explicaciones de la situación en que ha incurrido nuestra entidad no han de buscarse fundamentalemente en motivos externos, sino (y principalmente) en factores internos al banco y a su grupo financiero que, sin duda, no se limitan a la actuación del último ejercicio".
La rentabilidad del activo del Banco Hispano fue, en 1984, del 11,66% del balance, mientras que la media de los grandes se elevó al 11,73%. El coste del pasivo del Hispano representó el 7,83% del balance y el de los grandes el 7,44%. Por ello el margen financiero ordinario del Hispano es inferior en medio punto. Los rendimientos de la intermediación financiera del Hispano son entre un 10% y un 12% inferiores a los del resto de sus competidores.
Pero los costes de trasformación -personal y generales- necesarios para conseguir ese margen financiero ordinario son más elevados en el Hispano que en el resto. Los costes del Hispano son el 3,05% y los de los seis grandes están en el 2,83%. Así, se llega al margen de explotación que en el Hispano fue del 1,45% y en los grandes del 2,15%. El Banco Hispano "generó unos resultados bancarios inferiores en un 32% al promedio del resto de la gran banca", según señaló Claudio Boada.
Todos estos porcentajes que vienen siendo desfavorables comparativarnente para el Hispano desde hace varios años, Boada habló incluso de una década, hicieron que el Hispano realizara menores provisiones que el resto de los grandes bancos, y claramente insuficientes dado su balance, para morosos y fallidos, para poder seguir repartiendo dividendo en los años anteriores.
El ejercicio de 1984 fue, simplemente, la gota que colmo el vaso y movió al Banco de España a recomendar que el Hispano no repartiera dividendo dada su situación interna, a la que había contribuido en los dos últimos años la adquisición de dos bancos en crisis con un importante volumen de pérdidas. Boada afirmó que "parece evidente que el Hispano no estaba en situación de adquirir entidades en crisis para sanearlas -siquiera parcialmente- con cargo a sus cuentas de resultados". El día anterior había señalado que él no habría fusionado a los dos bancos porque ambos perdían dinero y creía que no aportaba nada la integración de ambos.
El presidente del Hispano se negó a hacer pronósticos sobre cuando podrá volverse a repartir dividendo a los accionistas, aunque señaló algunos aspectos positivos que lo acercaban. Entre estos, citó las menores necesidades de provisiones a realizar este año, la desaparición de la losa que representaba el Urquijo-Unión y los esfuerzos por dinamizar a toda la entidad.
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