Martina Navratilova y Chris Evert se enfrentarán por undécima vez en una final del Grand Slam
Martina Navratilova y Chris Evert se enfrentarán mañana en la final de Roland Garros. Ésta será la undécima final del Grand Slam que jugarán Martina y Chris, y en el cómputo global domina Navratilova por 8-2. Evert venció a la argentina Gabriela Sabatini, de 15 años, por 6-4 y 6-1. Navratilova ganó a la alemana occidental Claudia Kohde por un doble 6-4. Hoy se disputan las semifinales masculinas, que serán transmitidas por la segunda cadena de TVE. Jimmy Connors e Ivan Lendl entrarán en la pista central a las doce y serán seguidos por John McEnroe y Mats Wilander.
Desde que el francés Phillipe Chatrier dirige el tenis mundial, el torneo de Roland Garros ha sido potenciado en un intento de asemajarse lo máximo posible a Wimbledon y Flushing Meadow. De esta forma, las semifinales femeninas fueron aisladas de las competición masculina y, como en Wimbledon, los franceses intentaron bautizar esta jornada como el día de las mujeres. Pero Roland Garros es aún un torneo misógino, porque desde que se implantó esta norma, hace tres años, las semifinales femeninas apenas brindan espectáculo y emoción. Ayer, además, a semejanza del torneo de Wimbledon, la lluvia retrasó una hora el inicio del partido entre Navratilova y Kolide y, cuando al fin las jugadoras entraron en la pista, la. abandonaron cuatro minutos después con 1-0 y 30-40 para Martina, a causa de un nuevo chaparrón.El viento, la lluvia, el calor y las nubes discontinuas que jugaban al escondite con el sol, des centraron a Navratilova y a Koh de y con ellas a todos los espectadores. Navratilova jugó, sin duda, uno de los peores partidos desde que es la número uno, y ni siquiera pudo echarle la culpa a su vista como sucedió cuando perdió la última vez contra Hanna Mandlikova el pasado mes de marzo y apareció en el siguiente torneo con unas espléndidas gafas que sigue luciendo. La suerte para Martina fue que Claudia Kohde estuvo nerviosa e irregular, tanto como para cometer siete dobles faltas con el servicio, su mejor golpe. "Estoy contenta de haber ganado", dijo Navratilova. "Porque se ha demostrado que aunque lo haga fatal mantengo un mínimo nivel de juego que parece suficiente para vencer". A Navratilova no le funcionó ni su saque, con cinco dobles faltas, y su volea, ni su juego de fondo. En fin, un desastre.
La lección de Chris
Chris Evert, por contra, dio una pequeña lección de tenis a una de sus aventajadas alumnas. Con 30 años, el doble que la argentina Sabatini, y con el público clara mente en contra, Chris jugó un tenis muy consistente desde el fondo, enviando siempre las bo las junto a las líneas. Evert dominó por 5-1 la primera manga, pero el genio de la niña argentina salió entonces a la luz. No se arrugó como hicieron otras jóvenes promesas en sus primeros exámenes difíciles, y remontó hasta 5-4. Pero Chris Evert es ya una señora que ha superado las mil victorias y que tiene un porcentaje de 91 por ciento de triunfos en su carrera. Mantuvo su presión desde el fondo, movió a Gabriela hasta agotarla y la remató en cuanto la argentina se sintió derrotada. Chris terminó la lección con unas pequeñas acotaciones al margen sobre su alumna: "Gabriela va a ser una estrella, pero debe mejorar en su servicio, en su volea, y en todo el juego que se desarrolla por encima del hombro". Era un notable para la semifinalista más joven de la historia de Roland Garros.El día de las mujeres acabó de estropearse en la conferencia de prensa. Un tipo hasta ahora desconocido, con traje típicamente inglés,, se adelantó a las preguntas y cuestionó a Martina Navratilova en estos términos: "Ha perturbado su juego la presencia de Judy Nelson y sus dos hijos llegados de Estados Unidos?". Rápidamente corrió la voz de que el periodista en cuestión pertenecia al Dady Star, un diario amarillo del Reino Unido. Nadie le había visto hasta ayer en Roland Garros. Navratilova hizo un gesto de enfado hacia su amiga Judy Nelson, que, como siempre, desde que comenzó el torneo, estaba en un rincón de la sala, y respondió con ironía: "Sí, me ha afectado mucho porque ya he perdido 21 juegos en los seis partidos que me han llevado a la final". Wimbledon se presenta desagradable para Navratilova.
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