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Reportaje:

La lucha contra el récord

Saltar nueve metros o correr cinco kilómetros en menos de 13 minutos, retos de este año

La Copa de Europa por naciones es la competición más importante del año. Los atletas no tienen más compromiso que intentar quedar lo mejor posible en ella. Para algunos, los mejores, ganar sus pruebas no les supondrá apenas esfuerzo. Ahí cuenta el puesto, no la marca. El resto de la temporada la tienen libre para hacer lo que quieran. Y todos han elegido lo más rentable, intentar el récord.Ya es tradicional que los años posolímpicos sean los más generosos en récords. El atleta busca en la temporada afinar una forma que no pudo en las tres campañas anteriores, en las que estuvo sometido a sucesivos compromisos. Es este año cuando el atleta proyecta sus posibilidades hacia los siguientes en una lucha individual. Y para ayudarle se ha creado el Gran Premio, donde los organizadores ya han puesto precio al récord: dos millones de pesetas.

Ambicioso Lewis

Carl Lewis, tras ganarlo todo el año pasado, ya ha anunciado sus deseos de mejorar los récords mundiales de 100 metros y longitud. Los primeros ensayos le han llevado a registrar las mejores marcas del año y ha llegado incluso a correr ya por debajo del récord, pero la velocidad del viento, superior a dos metros por segundo, le impidió homologar los 9.90 realizados.Lewis es reconocido como el mejor atleta de todos los tiempos, pero oficialmente no es el más rápido. Incluso compañeros que todavía están en activo pueden alardear de tener mejores tiempos que él. Calvin Smith logró el récord (9.93) hace dos años, ayudado por la altitud de Colorado Springs; Jim Hines tiene 9.95 desde los Juegos Olímpicos de México 68, y Mel Lattany corrió el año pasado, en Atenas (Georgia, EE UU), sin ayuda de la altitud, en 9.96.

En longitud, Lewis, aunque tampoco es oficialmente el hombre que más ha saltado, tiene a su favor que desde la época de Bob Beamon, cuando consiguió 8,90 en los Juegos Olímpicos de México 68, ningún atleta se ha acercado tantas veces al récord como él, del que le separan 11 centímetros.

Pero, aunque Lewis no lo haya manifestado, tampoco hay que olvidar que también el récord de 200 metros lo tiene a su alcance. Éste lo fijó Pietro Mennea en 1979, naturalmente en México (19.72). Hace dos años que Lewis se quedó a dos centésimas corriendo, como siempre, a nivel del mar. Apenas ha preparado esta prueba y, pese a ello, cada vez que corre, el récord queda amenazado.

Independientemente de los resultados de Lewis, y una vez superada la plusmarca de maratón por Lopes, los récords en las pruebas de lanzamientos están al llegar. En junio aún perduran los efectos de las cargas realizadas durante el invierno, al tiempo que en el organismo ya han desaparecido las secuelas de los anabolizantes ante los controles antidoping.

En los lanzamientos no hay grandes barreras que superar, una vez que Uwe Hohn llevara la jabalina más allá de los 100 metros el año pasado. Los récords en estas pruebas, como en los concursos y al contrario que en las carreras, no se preparan. Difícilmente surgen cuando la temporada alcanza su auge, porque el lanzador que ha recibido ayudas externas suele ir de más a menos en sus competiciones.

Las expectativas de la temporada se centran también en derribar los topes considerados como psicológicos. Toda prueba llega a unos límites, en los que las décimas de segundo y los centímetros dejan paso a los números redondos, que hace unos pocos años era impensable que el hombre pudiera llegar a rebasarlos.

En los 1.500 metros aún el hombre no ha sido capaz de correrlos a menos de 14 segundos cada 100, lo que le llevaría a rebajar la marca de los tres minutos y medio. Nombres clásicos como los de los británicos Steve Ovett (3.30.78), Steve Cram (3.31.66) y Sebastian Coe (3.31.95), el marroquí Said Aouita (13.31.54) y el estadounidense Steve Scott (3.31.96) serán candidatos a conseguirlo en cuantas carreras preparadas intervengan.

En 5.000 metros, sólo 43 centésimas separan al hombre de correrlos en menos de 13 minutos, para lo que es necesario mantener un ritmo de 2.36 minutos por kilómetro. También Aouita (13.04.78) en esta distancia, en la que incluso tiene más posibilidades que en 1.500, el suizo Markus Ryffel (13.07.70) y el portugués Antonio Leitao (13.07.70) son los probables atletas que lo consigan, junto a Coe, que anunció el paso a esta mayor distancia.

En 3.000 metros obstáculos el récord también está al alcance de varios atletas y a un paso de ser bajado de ocho minutos. Especialistas como el francés Joseph Mahmoud (8.07.62), el polaco Boguslaw Maminski (8.09.18), el keniata Amos Korir (8.11.60) y el es tadounidense Henry Marsh (8.12.37) son hombres lentos en carreras lisas, por lo que les cuesta trabajo acercarse a ese tope. No obstante, son, de momento, los primeros que pueden conseguirlo, a la espera de que los que son capaces de desarrollar un mayor ritmo revolucionen esta prueba.

La altura es un concurso cuyos límites, por altos que sean, aún parecen lejanos. Ya sólo queda un centímetro para superar los 2,40 metros. El chino Zhu Jianhua es el que más se ha acercado, pero al menos siete hombres -los soviéticos Ser, Sossimowitsch y Paklin, el sueco Sjoeberg, el belga Annys y los. alemanes occidentales Traen hardt y Mogenburg-, que están por encima de los 2,35 metros, ya se elevaron cinco centímetros más cuando el listón estaba colocado a distancias más bajas.

En pértiga, los seis metros también están ya al alcance, pero de momento de un solo hombre, el soviético Seigei Bubka. Es el único que ha mostrado seguridad y regularidad sobre alturas que para Ios demás el rebasarlas constituye una hazaña. Desde esa plataforma Bubka tiene este año la posibilidad de un récord que los ordena dores veían hace escaso tiempo como del siglo próximo.

Eclipse femenino

El eclipse de las atletas más carismáticas, como Marita Koch, Jarmila Kratoclivila o Sara Simeoni, deja vacante este año el puesto de reina del atletismo femenino. El vacío permitirá que las velocistas estadounidenses intenten hacerse con ese liderazgo, en competición con las alemanas orientales. Pero a su favor tienen que ellas, además de correr, saben crear espectáculo.Las uñas de Florence Griffith, por ejemplo, se han hecho famosas. O los modelos con los que corre Merlene Ottey. Ellas, además, son capaces, como Evelyn Asfordh, de correr los 100 metros en menos de 11 segundos.

Pero el poderío de la Unión Soviética y la República Democrática Alemana seguirá siendo apabullante en las restantes pruebas. Perdieron su líderes, pero queda una impresionante base de la que no tardará en surgir una candidata al trono, que bien podría ser la mediofondista checa Tatiana Kocembova.

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