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Sarapio consigue el cuarto triunfo español en la Vuelta al culminar con éxito una escapada de 116 kilómetros

ENVIADO ESPECIAL La Vuelta 85 dio ayer una oportunidad a los modestos. En la meta de Sant Quirze del Vallés ganó José Ángel Sarrapio (Teka), que culminó con éxito una escapada en solitario de 116 kilómetros. Sarrapio, mal clasificado en la general, no podía inquietar a los favoritos. El escocés Robert. Millar sigue líder, acechado de cerca por el colombiano Pacho Rodríguez y por Pello Ruiz Cabestany, que ayer arañó cuatro segundos. La llegada a España del presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, interrumpió la transmisión, en diferida, del reportaje que Televisión Española ofrecía sobre la Vuelta. La nieve, la lluvia y el barro no fueron impedimento alguno para los ciclistas que todavía quedan en carrera.

"No se quien ganará esta Vuelta, pero el que llegue a Salamanca, por el mero hecho de hacerlo, será un gran campeón", comentaba Pello Ruiz Cabestany, en la meta de Sant Quirze del Vallés. Pello tenía el rostro cubierto de un maquillaje muy especial que no se logra en un salón de belleza, sino en la carretera. Su fórmula secreta está compuesta de agua y tierra y se llama barro.Pello, que ayer logró robarle cuatro segundos preciosos a Millar en el último kilómetro, no era una excepción. Todos llegaron con idénticas caras, aunque no en el mismo tiempo. Sarrapio les sacó tres minutos y 14 segundos a su compañero de equipo, Antoni Coll, a Ruiz Cabestany y al irlandés Sean Kelly. El líder, Robert Millar, junto al resto de los favoritos, entró poco después. Los demás, de una forma escalonada, porque ayer tampoco hubo tregua y lo demuestra el hecho de que el promedio del ganador superara los 40 km/h.

Fuerte frío

A los 20 kilómetros justos de la salida, 14 hombres quisieron quitarse el frío de encima y se despegaron de un pelotón que circulaba con precaución por culpa de la nieve. En ese pelotón ya no figuraban el colombiano Lucho Herrera y el italiano Alfredo Chinetti, que no tomaron la salida. Herrera, la estrella de los colombianos había venido a esta Vuelta a rodarse para el Tour, y estaba aquejado de ese mal endémico de los ciclistas, la tendinitis. Aguantó hasta la cronoescalada, porque tanto él como su director deportivo estaban convencidos de que podría ganarla y a punto estuvo.

La fuga inicial fue neutralizada, 50 kilómetros después, pero entre los escapados había un hombre que se resistía a permanecer en el anonimato. José Ángel Sarrapio ni siquiera llegó tomar contacto con el pelotón. Demarró con fuerza y emprendió la aventura en solitario, como tantos otros días. Aunque en esta ocasión tuvo más fortuna.

Un rodador nato

A Sarrapio no le podían asustar los kilómetros que tenía que echarse entre pecho y espalda Es un rodador nato y ya había dado muestras de sus condicio nes en la pasada clásica Milán San Remo, en la que estuvo 200 kilómetros escapado. El ciclista tenía por delante sólo una difi cultad, al margen de las meteoro lógicas, el puerto de Les Estenalles de segunda categoría. Y allí debía llegar con la suficiente ventaja para no ser alcanzado durante la ascensión, que hizo de forma poco ortodoxa, dada su envergadura.

Precisamente en Les Estena lles fue donde los chicos del Kelme buscaron nuevamente la victoria de etapa que tanto ansían. Pepe Recio, quiso pero no pudo y, además, pinchó. El desmoralizado líder del Kelme no hizo otra cosa que dar el tirón preciso para hurtarle unos puntitos a Laguía, que coronó en tercera posición la cima. No obstante, contribuyó a animar la carrera, porque durante el descenso se quedó descolgado Pacho Rodríguez.

El toque de generala ya estaba dado y todos los favoritos se lanzaron en tromba, dirigidos por un Kelly que todavía aspiraba a entrar vencedor en la meta de Sant Quirze del Vallés. Pero el colombiano tiene un gran equipo que le protege, el Zor, y fue arrastrado por sus compañeros hasta los puestos de cabeza.

Por delante iba un Sarrapio que sacó fuerzas de flaqueza ante la pancarta que anunciaba el último kilómetro. Era poco menos que imposible cazarle y el ciclista del Teka consiguió el cuarto triunfo español en esta Vuelta, que ya lleva 15 días en danza. "Por fin lo conseguí. He intentado tantas veces irme, que ya no confiaba en mis posibilidades", decía Sarrapio, mientras el hombre anuncio del equipo santanderino, Jaume Mir, procuraba adecentarle ante las cámaras de televisión. "Ha sido muy duro, por la nieve y el frio".

Y no hubo descanso para Sarrapio. Él y todos los que siguen en carrera -ayer se retiraron el italiano Antonio Bevilacqua, el español José María. Moreno y el belga Werner Devos- cogieron el autobús, rumbo a Valencia, donde hoy se iniciará la décimocuarta etapa, que finalizará en Benidorm. Tres puertos de segunda categoría esperan a los ciclistas, el último a 37 kilómetros de la línea de meta.

Nueva oportunidad, por tanto, para darle caña al escocés Millar, que no da muestras de flaqueza, pero que se encuentra desarropado. Su equipo, el Peugeot, está hecho un guiñapo y eso hace mantener las esperanzas a quienes aspiran a arrebatarle el jersei amarillo.

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