La muerte de Enver Hoxha allana el camino para las relaciones España-Albania
La desaparición de Enver Hoxha del escenario político estalinista albanés y su sustitución por Ramiz Alia, allana el camino para el establecimiento de relaciones Madrid-Tirana. La muerte de Hohxa cierra la memoria de una era de insultos contra la Corona española, particularmente fuertes hasta hace un lustro, a través de las ondas de Radio Tirana. Fuentes diplomáticas albanesas han reiterado después de la muerte de su líder a este diario que Tirana sigue invariable en su deseo de entablar diálogo con Madrid.
Cuando el exiliado pretendiente al trono albanés, Leka Zog, fue expulsado de España a fines de los años setenta, Radio Tirana empezó a emitir en un tono neutral, buscando por todos los medios el acercamiento a España y abandonando definitivamente términos como el de "régimen monarco-fascista español".
Albania tiene una extensión de 28.000 kilómetros cuadrados, ligeramente inferior a la de Cataluña, y una población de tres millones de habitantes. Es el país más pobre de Europa, aunque un espartano igualitarismo haya logrado mantener niveles de supervivencia decentes.
En la actualidad, Albania tiene relaciones diplomáticas con todos los países europeos y mediterráneos de importancia, excepto con la Unión Soviética, Israel, España, República Federal de Alemania y Reino Unido. El año 1968 tomó la decisión de abandonar el Pacto de Varsovia.
Primeros contactos
Hace un año los senadores socialistas Rafael Estrella y Antonio Ramis le pidieron al embajador de España en Yugoslavia, Julián Ayesta, que les acompañara a la embajada albanesa en Belgrado en misión de tanteo para la reanudación de contactos. Durante el régimen franquista, los embajadores albaneses tenían terminantemente prohibido saludar a sus homólogos españoles.Los primeros contactos con vistas al establecimiento de relaciones datan de los tiempos del primer embajador español en Yugoslavia, Fernando Olivié, en el año 1977, que fue quien trató con el actual viceministro de Exteriores albanés, Sokrates Plaka. Según la parte albanesa, todo iba por buen camino hasta el intento de golpe de Estado militar español del 23 de febrero de 1981.
Hace 12 meses, fuentes oficiales albanesas confirmaron en Tirana a este periódico su firme deseo de establecer relaciones con España, no viendo para ello el menor obstáculo. Negaron que Albania apoyara en forma alguna a los GRAPO, como en el pasado se había dicho por parte española.
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