El Madrid ni creó ni destruyo juego ante el Inter que le ganó con comodidad y merecimiento
JUAN JOSÉ FERNÁNDEZ ENVIADO ESPECIAL La realidad ya es nacional y europea. El Madrid exhibió en Milán su habitual desastre de la Liga española. Amancio alineó esta vez a Lozano, al que ha ignorado habitualmente esta temporada y que nunca mandó entre unos centrocampistas que no se entendieron ni para crear juego ni para destruirlo. El conjunto madridista fue así una nulidad atacante y no forjó una sola ocasión de gol.
Ante un Inter no demasiado brillante, pero que jugó cómodamente bajo la batuta del irlandés Brady, el Madrid tuvo fortuna de perder sólo por 2-0, resultado muy malo de todas formas, pues el equipo italiano no será precisamente el Anderlecht de Madrid. El español necesita, pues, otro milagro, aún mayor, para llegar a la final de la Copa de la UEFA.
La Gazzetta dello sport publicaba ayer un dibujo con Butragueño encima del Duorno, la catedral de Milán, presto a volar, y a Rummenigge, abajo, con una escopeta preparada. Ni Butragueño picó nada ayer ni Rummenigge necesitó marcar. Al Inter le sobraron recursos ante las carencias del rival. Amancio, para empezar, deparó una nueva sorpresa. Aunque no se murió medio equipo como declaró Lozano el día antes del partido, el de Coria salió a pasear sin rumbo. ¿Qué pretendía su entrenador? Por lo visto, hacer la prueba del nueve, ensayar el día del examen y... suspender, claro.
Se puede estar de acuerdo en que con un equipo armado dos directores pueden estar bien, ya que hasta existe la posibilidad de dominar, aunque sea fuera de casa. Pero, si Lozano está perdido -porque Gallego es el único director que ha sobrevivido relativamente a los maremagnum de su entrenador-, el desastre táctico puede generalizarse. Eso sucedió.
Martín Vázquez fue arrastrado como otro alma en pena e Isidro tuvo la suerte de que le tocara el único par fijo, Pasinato, al que ni su público, que ya es decir, quiere y al que su entrenador, sorprendentemente, sólo sustituyó por Causio a cinco minutos del final. Con este panorama, no era extraño que el juego resultase de sentido único. La impotencia atacante madridista se tradujo en lanzar balones a Butragueño para que los perdiera y a un tiro de Salguero que pegó en la espalda de Martín Vázquez. Zenga no tocó el balón en la primera parte y muy pocas veces en la segunda.
Miguel Ángel, en cambio, salvó en la primera parte dos goles, a cabezazo y tiro a bocajarro de Altobelli (minutos 10 y 31). El Madrid se pudo dar por muy satisfecho con llegar al descanso con un solo gol en contra y de penalti bastante dudoso. Sin embargo, cuatro minutos antes se le perdonó otro sobre Rummenigge. Naturalmente, el árbitro deseaba compensar.
El desastre centrocampista del Madrid vino, sobre todo, porque nadie se ocupó de Brady, el gran cerebro del Inter. Lozano por Martín Vázquez y la zona sin barrer. El irlandés jugó como quiso, simplemente ayudado por Sabato y Cucchi, dos discretos obreros. El conjunto blanco tuvo suerte de que no sean tan brillantes y de que Mandorlini, el teórico lateral izquierdo, sólo emparejado con Chendo, no aprovechara su libertad para subir por la banda.
Al principio, el Inter abusó de los centros a las cabezas de Rummenigge y Altobelli y, aunque aprovechó una ocasión, perdió muchas más. Camacho vigiló espléndidamente al alemán, pero Sanchis tuvo bastantes problemas con el capitán. El Inter, sin ser nada del otro jueves, dejó en entredicho a un Madrid que jugó como un grupo de amigos que se juntan por primera vez y no saben como debieran saber unos profesionales después de seis meses de campaña tener una idea medianamente clara de lo que es necesario hacer.
El 1-0 del descanso no era malo para los milaneses, comparado con los resultados del Madrid en los terrenos del Anderlecht (3-0) y del Rijeka (3-1), porque el Inter no defiende precisamente igual de mal que los belgas ni podrá tener peor enemigo arbitral que tuvieron los yugoslavos. Amancio, en cualquier caso, debió de pensar que podía mantener el desastre y siguió con él.
Altobelli avisó a los pocos minutos de iniciada la segunda parte con una escapada que acabó con un tiro al lateral de la red. Fue el preludio del segundo gol. El Inter jugó ya al contragolpe, mejor in cluso que al principio, y anuncian do lo que hará en Madrid. Aún Miguel Ángel salvó otro gol a tiro de Rummenigge y el propio ale mán y Brady perdieron dos tantos hechos.
Con el 2-0, el Inter tiene casi todos los números de la final de la Copa de la UEFA. Se los ganó a pulso. Tras el descanso, el Madrid siguió marcando por zonas, muy despitado en el medio campo, y Brady continuó moviéndose por donde quiso.
San José calentó en la banda un buen rato en la primera parte, cuando lo de Lozano y Martín Vázquez era de espejismo, y volvió a hacerlo en la segunda, ya con Juanito y Santillana. Los tres juntos. Sólo faltó Ochotorena para acabar de despistar. Sólo se podían hacer dos cambios y salieron San José y Juanito para mejorar algo. Pero hubieran sido necesarias más variaciones. Empezando por el entrenador. Y ya es tarde.
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