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Reportaje:EN EL AÑO INTERNACIONAL DE LA JUVENTUD

Un ateo, un cristiano y un mal católico

Anabel Díez

Los tres secretarios generales de las organizaciones políticas iuveniles más importantes sólo guardan entre sí la característica biológica de la juventud, aunque alguna identificación más surge entre los representantes socialista y comunista, cuestión nada extraordinaria en aquellos que tienen sus precedentes históricos en la Segunda y Tercera Internacional.Javier de Paz, secretario general de las Juventudes Socialistas de España (JSE), sucedió en el cargo el 1 de octubre de 1984 al ya veterano Federico (Quico) Mañero, que expresó su deseo de abandonar la dirección de los jóvenes socialistas antes de estar completamente calvo, camino que ya había emprendido con cierta velocidad. De Paz, vallisoletano de 26 años, se ha dedicado "desde siempre" a la política. Algunos intentos de estudiar Derecho se han visto frustrados en diversas ocasiones. Este año lo ha intentado de nuevo a través de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED).

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La dificultad de ser joven

La primera vez que la política le exigió dedicación exclusiva fue en 1975, año en que organizó la organización juvenil socialista en su Valladolid natal. Con las bases ya puestas, alternó su actividad con la de albañil durante dos años. A la clásica pregunta de las aficiones personales, responde con la no menos convencional respuesta de la lectura, el cine y el deporte.

"No soy creyente, pero sí profundamente tolerante, cada vez más", dice Javier de Paz respecto a sus inexistentes convicciones religiosas, aunque rechaza cualquier concepción anticlerical de la sociedad. No obstante, su modelo de sociedad es laica y tolerante.

El asesinado presidente constitucional de Chile, Salvador Allende, es la figura histórica que más ha impresionado al joven socialista. "Pienso lo mismo que él: Allende luchaba por una sociedad igualitaria, y el objetivo de los socialistas tiene que ser la construcción de una sociedad sin clases, y no tiene que dar vergüenza decirlo", reivindica De Paz. Otro personaje que le despierta admiración es Alfonso Guerra. "Esa imagen que puede transmitir de duro no es cierta, tiene una enorme sensibilidad para captar los problemas de los jóvenes".

Jesús Montero es secretario general de la Unión de Juventudes Comunistas (UJC) desde julio de 1984, en sustitución, como en el caso socialista, de otro histórico, Josep Palau. Este joven cántabro de 21 años, estudiante de Sociología, comenzó a canalizar sus inquietudes políticas en manifestaciones contra el Estatuto de Centros Docentes, la contestadísima ley emanada en 1979 del Gobierno de UCD, que tuvo la virtud de movilizar en su contra a todo el movimiento estudiantil. Tras ese invierno de protestar contra la política educativa del entonces ministro José Manuel Otero Novas, ingresó en la UJC; tenía 16 años. Ocho meses después era secretario general de su región. Pero antes, su relación con grupos organizados se circunscribía a movimientos cristianos y grupos parroquiales.

El joven comunista Montero se define como un "cristiano heterodoxo", etiqueta que acuñó hace años el profesor Aranguren, figura que Jesús Montero admira profundamente. El secretario general de los jóvenes comunistas españoles comparte el mensaje de Cristo en cuanto compromiso social.

El Presidente de Nuevas Generaciones (NN GG), organización juvenil de Alianza Popular, Gonzalo Robles Orozco, es un madrileño de 25 años, casado y concejal del Ayuntamiento de Madrid. Alianza Popular le incluyó en sus candidaturas al Congreso de los Diputados en los comicios de 1982, aunque en este caso no tuvo suerte. Robles, sin antecedentes políticos en la familia, se diplomó en Enfermería, es graduado en Administración de Empresas, diplomado en Marketing, abandonó la facultad de Medicina después de tres cursos. En la actualidad estudia cuarto año de Políticas.

Su interés por la política le sobrevino tras la lectura de la obra doctrinal de Manuel Fraga Iribarne. En esa época, el actual presidente de Alianza Popular era embajador de España en Londres. "Fraga es un hombre profundamente liberal, fue el primero que habló en España de la teoría del centro" afirma Gonzalo Robles.

El presidente de NN GG se considera persona moderada que renuncia a los dogmatismos y cree en la pluralidad. "No soy liberal a ultranza ni cristiano a ultranza; creo en la reforma y en el progreso". Gonzalo Robles afirma que es creyente, "aunque no muy buen practicante".

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

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