La noche movida de Francis Montesinos
Pero el momento más esperado de la semana, sin lugar a dudas, fue el happening de Francis Montesinos, que ofreció un homenaje a la movida madrileña, contando con las figuras de Bibí Andersen, Pedro Almodóvar, Patricia Adriani, Paula Bosé (con pelos a lo Alaska), Gorka Dúo, etcétera, para lucir sus creaciones. Explicar un desfile de este genio sin rival es tan difícil como explicar un cuadro de Picasso, una sinfonía de Beethoven o una película de Fellini. Cada salida era un cuadro de imagénes en vivo, porque Montesinos posee el don de convertir un simple pase de modelos en una auténtica obra de arte, obligando a que una deje el bolígrafo y guarde el cuaderno de notas para disfrutar y gozar. Su habilidad para mezclar materiales insólitos con estilos dispares (faldas de caucho plisado, camisas de gasa transparente samurai, pescadores de la Albufera, chaquetas de bolero, botines de flamenco, monterías y zapatos de charol, punto a mano y cuero, colegiales de Oxford, pasado por Tintín, o cazadoras en shanting de seda, sólo por mencionar un poco), realizado por otro creador, correría el riesgo de caer en lo ridículo, pero en manos de Francis resulta brillante. Sus detractores, que siempre se han autocomplacido por apreciar que sus prendas son espléndidas en la pasarela, pero resultan imposibles de comercializar, tendrían que haber visto al día siguiente del desfile estas mismas prendas colgadas sobre perchas, en frío y sin el calor de sus admiradores para comprobar que cada una, con excepción de algunas muy espectaculares, son de formas básicas y sencillas, en su mayoría unisex y pensadas para una venta totalmente comercial, cosa que agradece su gerente, Ramón Varanda.Es la mano del maestro quien sabe conjuntar y combinar estas mismas piezas para que cobren en la pasarela tal fantasía que, al finalizar un desfile de este valenciano internacional, una se quede muda, porque faltan palabras, y los adjetivos están de sobra.
