Barcelona-Zalghiris, final de la Recopa

El Barcelona jugará el próximo 19 de marzo, en Grenoble, la final de la Recopa europea de baloncesto ante el Kaunas Zalghiris, soviético, que perdió ayer por 88-93 en la cancha del Villeurbanne, francés, tras haberle derrotado en el partido de ida por 84-78 -un punto decidió-, pero la semifinal ante el CAI Zaragoza le ha dejado un amargo sabor de boca. El Barcelona se ha clasificado, sí, pero sólo con dos tantos de ventaja en el cómputo global -el CAI ganó por cinco en Zaragoza- El Barcelona dominó el juego, sí, pero en los minutos finales de cada tiempo el CAI estuvo a punto de dar la vuelta al partido.Él Barcelona parece demasiado alocado cuando no está en la pista Solozábal y es Seara -el base. Teóricamente, el base es el que debe tener la cabeza más fría. El domingo, en Madrid, Seará no miró al marcador y buscó una canasta de dos puntos cuando ya no servía de nada. Ayer, cuando su equipo ganaba de forma ajustada, se empeñó en meter la canasta decisiva. Quería arreglarlo él solo, falló tres veces y propició los nervios de su técnico, Manuel Flores, que debe de tener en Seara a su alumno más cabezota.

Hay más datos. Antes, en la primera parte, Seara saltó a la pista con 44-24 a falta de dos minutos para el descanso y a éste se llegó con 44-34. En dos minutos el CAI acortó en 10 puntos la diferencia. En favor de Seara hay que decir que jugó casi 11 minutos de la segunda parte en sustitución de Solozábal y lo hizo con la suficiente tranquilidad como para mantener e incluso aumentar la ventaja. En Seara se cumple el principio de Peter, según el cual cada uno asciende hasta la altura de su propia incompetencia. Seara cumple más que dignamente como base, pero tropieza consigo mismo cuando quiere hacer el trabajo de Epi o de Sibilio.

Al margen de la sobriedad de Epi, el Barcelona tuvo la suerte ayer de contar con un Sibilio serio que acabó con la muñeca tonta de tanto encestar. Poco a poco, sin celebraciones, Sibilio fue sumando canastas a cual más difícil. Laso, el preparador zaragocista, sacrificó en vano a Fernando Arcega en su marcaje.

Los jugadores del CAI, vapuleados este año por los resultados, deben de sentirse ahora más seguros de sí mismos. El CAI saltó a la cancha con el complejo de inferioridad lógico en un equipo que ha luchado por eludir el descenso. Pero, cuando sus integrantes apretaron los dientes, el partido se niveló. El CAI parecía destinado a salir del Palau Blaugrana con la cabeza gacha y, sin embargo, se marchó con la barbilla alzada y la vista al frente.