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Arne Treholt

El alto funcionario noruego, con fama de 'play boy', es acusado de espiar para la URSS y puede ser condenado a 20 años

Arne Treholt, 42 años, comenzó ayer a ser juzgado en Oslo por presunta traición a Noruega. Al ex diplomático, ex secretario de Estado y ex jefe de Prensa del Ministerio noruego de Asuntos Exteriores se le acusa de poner en peligro la seguridad nacional y de la OTAN con la entrega de información secreta política, económica y, sobre todo, de defensa a la URSS y de haber espiado para Irak. Treholt, un hombre alto, elegante, extravertido, hedonista, con más que un punto de play boy, puede ser condenado a un máximo de veinte años de prisión.

Lo que el noruego medio espera de este caso es llegar a saber con certeza qué llevó a un hombre de la personalidad de Treholt a convertirse en 1974, según la acusación del fiscal, en un espía soviético de la importancia que ayer evidenció el informe de la acusación, mucho más grave de lo esperado.Treholt, militante en el ala izquierda del Partido Laborista noruego, es hijo de un ex ministro del mismo partido. Desde joven, el ahora acusado mostró un especial interés por lo que ocurría en los países del Este y nunca ocultó su hostilidad a la OTAN y a Estados Unidos, rechazo que se vio acrecentado a raíz del golpe de los coroneles en Grecia, país al que amaba especialmente, y de cuya caída en la dictadura militar siempre responsabilizó a Washington.

El momento y las causas que llevaron a Treholt a entrar en contacto con los soviéticos, nunca han estado claras. Se ha dicho que tuvo una aventura amorosa en Checoslovaquia, a finales de los sesenta, de la que nació un hijo, hecho que los servicios de espionaje soviéticos aprovecharon para chantajearle. También se ha dicho que a mediados de la pasada década, durante una estancia oficial en Moscú, participó en una orgía de la que agentes del KGB tomaron fotos que, nuevamente, fueron material para chantaje.

Treholt siempre ha bromeado sobre la primera de las especulaciones y parece que en alguna ocasión sí ha hablado de la segunda.

La locuacidad de Treholt, su carácter abierto, su desprendimiento... le habían granjeado numerosos amigos. El alto funcionario, que llegó a ser número dos en el Ministerio de Derecho del Mar, tuvo acceso durante su carrera, comenzada a principios de los setenta, a valiosa información confidencial que, sostiene la acusación, pasó a los soviéticos. También dice el fiscal que Treholt recurrió a otros métodos y a las artes propias de un hombre que incitaba a la confianza de los demás para obtener otras informaciones.

El ex diplomático que va a ocupar durante cinco o seis semanas el banquillo de la sala 26 del tribunal de Oslo dejó estupefacto al país cuando fue detenido. Aunque casi nadie podía dar crédito a lo que escuchaban sus oídos el 21 de enero de 1984, cuando trascendió su arresto, en seguida algunos ataron cabos y llegaron a considerar posible lo que ocurría. "Era un activista; siempre estaba en acción. Era un aventurero", son las palabras que emplea para definir a Treholt uno de sus amigos.

Treholt que, cuando fue detenido, confesó haber recibido de los iraquíes 50.000 dólares por pasarles información desde 1981, se declara ahora inocente de las acusaciones. "Nunca y bajo ninguna circunstancia he difundido informaciones que pusieran en peligro la seguridad nacional o violaran el secreto militar. En consecuencia, no puedo admitir la culpabilidad que se me atribuye", dijo ayer, bronceado y seguro de sí mismo, tras escuchar las acusaciones del fiscal, leídas por la presidenta del tribunal, Astri Ryrining.

Treholt está casado en segundas, nupcias con una bellísima mujer, Kari Storaekre, una periodista con la que tiene un hijo de seis años.

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