El Real Madrid destrozó al Maccabi de Tel Aviv
Cómo actuaría el Real Madrid sobre la línea de flotación del Maccabi que este conjunto con aspecto de equipazo, con jugadores mimados como héroes nacionales, acabó diseminado hasta para reunirse para un tiempo muerto. El Real Madrid actuó ayer con mucha potencia y anduvo armado de fuerza expansiva Cada jugador, como en un acto de relojería, resultó fundamental en determinados momentos Contra las fuerzas de la naturaleza, léase Magee o Johnson, usó metralla y provocó los suficientes detrozos para abrir brecha.Empezó a explotar Martín; larga explosión la suya, contundente, no exenta de cierta temeridad. Le acompañaron Romay, justo en el centro, y Jackson en la primera parte. Iturriaga puso la onda expansiva, constante durante los 40 minutos, con efectos totales. Corbalán fue simplemente el artificiero.
Los dos técnicos salieron a decidir el encuentro con las mismas tácticas que en Tel Aviv, pero con algunas variantes. El del Maccabi tiene el problema de que no es un fino estratega y ha de administrar fuerzas de la naturaleza. Y ayer las administró muy mal. En cambio, Lolo Sainz impuso los matices necesarios para que sus jugadores no volvieran a perder la cabeza por exceso de velocidad.
Iturriaga y Jackson ayudaron a los pivots en su desmedida lucha con Johnson y Magee, pero sin abusar de esta ayuda. De alguna forma, Martín y Robinson se iban a quedar solos en la zona con sus rivales. Ahí radicaba el riesgo; ahí se la jugaban. Pero, cuando todo parecía indicar que iban a surgir demasiados problemas para controlar el rebote, se enfureció Martín y la zona se hizo suya. Al técnico israelí no se le ocurrió otra cosa que retirar a Johnson, en funciones casi de alero, para que respirara por fuera y encontrara espacio. Quería dejar a Magee solo con Robinson. Pero entró Romay y le plantó dos tapones consecutivos en el mismo centro. El remedio no podía ser sacar a Magee de la zona, pero el Maccabi anunció pronto que actuaba en retirada y... así le fue.
A pesar de unas ventajas iniciales (19-8), el Maccabi logró reducir distancias (25-24) a base de aprovechar el poder innato de sus dos norteamericanos, que se alternaban en la lucha contra Martín. Salió entonces Romay a pelear con ellos y surtió efecto: el Madrid comenzaba a irse otra vez, pero ofreciendo sensación de seguridad. Controló su propio contraataque porque Martín estaba tan sobrado que enviaba unos balones que casi se salían de la cancha. Martín quería jugar con Martín, necesitaba que todos fueran iguales a él. Por eso enviaba pases a su medida, pases poderosos, que resbalaban en las manos de Corbalán y obligaban a Iturriaga a ser más rápido que Iturriaga. Cuando Johnson volvió a salir, marcando a Jackson, éste respondió con una serie de seis lanzamientos ex actos. El resultado en el descanso era más que esperanzador (51-38).
Luego, en la segunda parte, Corbalán no tuvo que hacer otra cosa que aprovechar el ansia incontenible de juego que pedía Martín -que se fue al banquillo con 14 rebotes y seis balones robados- y controlar la marcha del marcador. Sobre los jugadores madridistas pesaba la sensación psicológica de un nuevo bache en la segunda parte. Jackson volvía a sufrir dificultades en el tiro, pero Iturriaga estaba presente en plan todoterreno.
Itu eligió el momento preciso en que el partido debía darse por resuelto. Después de cinco minutos en que el equipo israelí pugnaba por bajar de la barrera psicológica de los 10 tantos, Itu comprendió en un contraataque dónde estaba el quid: se paró unos centímetros antes de la línea de 6,25 metros y lanzó: 15 puntos de ventaja. De ahí, a los 28 de diferencia (98-70), una fiesta. El Maccabi acabó desperdigado y su técnico hizo un intento de abandonar la cancha. Ni reunía a sus jugadores en un tiempo muerto. El Madrid destrozó al Maccabi y, a efectos de basket average, superó los cuatro tantos de desventaja en Tel Aviv.
El TSSKA venció en Moscú al Banco di Roma por 97-77.
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