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NECROLÓGICAS

Eduardo Carranza, poeta

El poeta colombiano Eduardo Carranza falleció ayer en la ciudad de Bogotá a la edad de 72 años. Carranza vivió de 1951 a 1958 en España, donde se relacionó estrechamente con los círculos intelectuales junto a Vicente Aleixandre, Eugenio d'Ors, Dámaso Alonso, Leopoldo Panero, Luis Rosales, Gerardo Diego y muchos otros. Fue profesor en la facultad de Filosofía de la universidad Complutense de Madrid y de la de Salamanca. Dictó conferencias sobre literatura colombiana y latinoamericana en claustros universitarios de toda España.Su primer libro fue Canciones para iniciar una fiesta, que apareció en Madrid en 1936, considerado como punto de partida de la poesía contemporánea en Colombia. Luego vinieron Seis elegías y un himno, El olvidado, Ellas, los días y las nubes y Azul de ti, una delicada edición de amigos precedida por un ensayo crítico de Dámaso Alonso, y Hablar soñando, que señala el punto culminante de la madurez literaria de Carranza.

La edición de su libro La poesía del heroísmo y la esperanza, en 1967, en Madrid, fue acogida con un inusitado interés y entusiasmo, así como Los pasos contados y Los días que ahora son sueños. Desde hacía poco tiempo ejerció la misión de embajador itinerante de asuntos culturales de su país. Tenía proyectada la aparición este año de dos libros, Una rosa sobre una espada y Visión estelar de la poesía colombiana.

En la biografía que redactó Eduardo Carranza hace pocos días para la agencia Efe se refiere a su relación con España en los siguientes términos: de mi estancia en España, y en lo que alude a la convivencia poética, recuerdo con particular emoción las lecturas de poesía en el alcázar de Segovia, en Moguer, bajo el pino que sombrea la sepultura de Platero, en el aula de Fray Luis de León de la universidad de Salamanca, en los jardines del alcázar de Sevilla, en el monasterio de La Rábida y en el patio de los leones de la alhambra granadina.

El poeta Luis Rosales expresó que la muerte de Eduardo Carranza ha sido algo muy doloroso para todos sus amigos. "Era no sólo un amigo, sino un sostén y un apoyo, alguien en quien siempre se podía confiar. Tenía además una cualidad: estuviese donde estuviese, parecía estar en su país. Fue un gran poeta muy popular, tanto en España como en Colombia", concluyó.

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