La frontera del norte

La emisión por televisión de tres de sus grandes películas, Enemigo público, Incidente en Ox-Bow y Cielo amarillo, ha puesto en el lugar que le corresponde, aquí donde hasta ahora era un ilustre desconocido, a un raro y excepcional cineasta norte americano, William A. Wellman.Digo que Wellman es un cineasta raro porque, pese a que se atuvo siempre a las reglas dictadas por los estudios y la censura de Hollywood, había en sus grandes películas algo difícilmente definible que rompía las costumbres artesanales y daba al resultado un sello de distinción personal, de estilo propio. Su caso es comparable al de John Ford. Ambos poseían una sorprendente habilidad para escaparse de las rutinas impuestas por productores y censores y hacían que sus filmes fueran otros que los de factura estereotipada.

Las tres películas de Wellman antes citadas nos ofrecen historias narradas de tal manera que su caracter convencional es roto por la cadencia del relato y este convierte tal convencionalidad en lo contrario, en una acusada singularidad, que llega incluso a la violencia crítica.

Más allá del Missouri, rodada por Wellman en 1951, no escapa a esta peculiaridad del cineasta. El filme está concebido como un western de la frontera norte y en él Wellman invierte radicalmente el signo poético del arquetípico escenario westerniano, que es el concepto de territorio hostil, médula dramática del género, y lo convierte en todo lo contrario, en un territorio hospitalario, situado en las antípodas de Incidente en Ox-Bow o Cielo amarillo. Y, apoyado en este giro, Wellman trueca en un delicado idilio la hosca y desapacible lucha del pionero con su tierra.

Invertidas las claves del género, Wellman construye, en un marco donde habitualmente se narran historias de poder y de muerte, una suave y poderosa historia de amor y de humor, no exenta también de patetismo, bajo la que hay una manera bastante heterodoxa de tratar la figura del indio y sus relaciones con los colonos. Sin esfuerzo aparente, con un admirable sentido de la síntesis y un gran amor por los personajes de su película, Wellman vuelve, como de costumbre y sin parecer que lo hace, a romper moldes.

Contribuye a ello -y esta es otra clave del estilo de este cineasta- el hecho de que en Más allá del Missouri, como en todos los filmes importantes de Wellman, no existen los momentos cumbre, los subrayados efectistas, los golpes de emoción. Por el contrario, todo transcurre linealmente, con suavidad, sin turbulencias ni accidentes narrativos de ningún tipo. Wellman narra lo excepcional como otros narran lo común, cuenta lo maravilloso como quien respira lo habitual, describe lo lejano con sorprendente cercanía. De ahí la hermosa sencillez -y la sencillez es siempre en cine un asunto muy complejo- de este entrañable relato de amor y de aventura, en el que Clark Gable, ya en su decadencia como estrella, se burla de sí mismo y es rodeado por un reparto excelente, en el que destacan, entre otros, Adolphe Menjou, Ricardo Montalbán, la mexicana María Marques y el gran J. Carrol Naish.

Más allá del Missouri se emite hoy a las 22.00 por la primera cadena.