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La Bolsa de Nueva York registra un aumento selectivo de la presión compradora

La Bolsa de Nueva York ha registrado a lo largo de la pasada semana un aumento de la presión compradora, que se ha estabilizado en torno a la cota 1.160-1.170 del índice Dow Jones. Esta situación es debida, según los expertos de Merril Lynch, a que algunos indicadores técnicos han registrado cierta mejoría, aunque ésta no se haya presentado de forma generalizada. El índice del sector de transportes, por ejemplo, no acompañó al índice industrial en su descenso, y, bien al contrario, ha observado cierta elevación. Asimismo, el índice de amplitud (medido por la referencia de alzas y bajas) tampoco ha ofrecido resultados negativos.Los analistas consideran que Wall Street puede esperar en estos momentos una ruptura en el descenso que sufre desde el pasado mes de agosto, a condición de que se corrija el deterioro observado en el crecimiento económico en Estados Unidos y se mantenga la tendencia a la baja de los tipos de interés. Este último factor parece confirmado ante el reciente descenso del prime rate (tipo de interés preferencial) del 11,25% al 10,75%. En resumen, los expertos piensan que se ve luz al final del túnel, aunque todavía falta un buen trecho por recorrer. La impresionante e inesperada subida del martes pasado les permite abrigar esa esperanza.

La resolución del problema del déficit, por otra parte, puede ser la pieza clave para 1985. Pero este problema, según Merril Lynch, no debe analizarse en función de su dimensión como porcentaje del producto interior bruto (PNB), sino más bien en relación con el ahorro disponible para financiarlo. Los últimos datos indican que el déficit representa un 78% del ahorro generado en el período. De acuerdo con las cifras publicadas, la unidad norteamericana de consumo ahorra, en base al cash flow, un 6% de sus ingresos.

Así, el nivel de ahorro medido sobre el flujo de fondos es sólo un 20% superior a la apelación de financiación bruta del ahorro privado. Al tener en cuenta las crecientes necesidades generadas por el consumismo y las previsibles demandas financieras del sector privado, los expertos aceptan que alguno tendrá que ceder el paso.

El punto de vista básico para entender la problemática del déficit, señalan los analistas, es darse cuenta de que si el Gobierno reduce éste a costa de los consumidores y las empresas, mediante una subida indiscriminada de las tasas impositivas, la demanda neta de capitales cambiaría poco y, por tanto, la presión sobre los tipos de interés no disminuiría.

Los expertos, en definitiva, consideran que el próximo año deberá aportar una reforma estructural que garantice a la iniciativa privada el acceso al dinero barato. Si tal cosa ocurre, la bolsa lo reflejará con optimismo.

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