La profesionalidad de 'El Galletas'

A Alberto Fernández sus compañeros le apodaban cariñosa mente El Galletas por haber residido largo tiempo en Aguilar de Campoo (Palencia). Sus cualidades deportivas eran las de un corredor completo, cuya principal virtud era la profesionalidad y una trayectoria regular que le convirtieron en el mejor ciclista español de las últimas temporadas. Excelente rodador y contrarrelojista, buen escalador, Alberto se hizo al pedal por las llanuras castellanas, aunque careció siempre de punta de velocidad en el sprint.Alberto era buen aficionado la lectura, con estudios elementales de música y aptitudes para el acordeón, la armónica y la flauta. Hizo el Bachillerato y dejó los libros después del COU para dedicarse de lleno al mundo de la bicicleta.

Comenzó su carrera profesional en 1978, en el equipo Novostil-Helios; un año después pasó al Moliner-Vereco, fichó por el Teka y las últimas temporadas se consagró ya en el Zor. Su mejor año fue 1983, cuando quedó tercero en la Vuelta a España, que ganó el monstruo francés Bernard Hinault, seguido de Marino Lejarreta, y ocupó idéntica posición en el Giro de Italia, en el que venció en dos etapas de manera brillante y contribuyó decisivamente al triunfo del Zor por equipos. Un desfallecimiento del propio Marino Lejarreta, cuando ambos marchaban escapados en una de las etapas clave de la ronda italiana, le hizo perder, posiblemente, el triunfo final.

Luis Puig, presidente de la Unión Ciclista Internacional, le definió ayer así: "Era una persona muy humana, que reflejaba todo lo que sentía e iba con la verdad por delante".