Por no pagar.
Un lector de un periódico de Suazilandia consiguió en su día que el levantador de pesos Paul Hoffmann pudiera competir en el torneo olímpico. Resulta que el periódico informaba que el deportista no iba a poder competir debido a que su federación no había pagado dos años de cotización (300 dólares, unas 48.000 pesetas) a la federación internacional competente. Ni corto ni perezoso, el caballero, que trabaja en una misión religiosa del país africano, envió un cheque a la federación para que pagara lo que debía.
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