_
_
_
_
_
Reportaje:BRICOLAJE

Juguetes para chicos y grandes

Una apasionante singladura puede iniciarse a partir de unas tablas engarzadas en el trastero

El bricolaje práctico es un entretenimiento de recurso para las horas muertas del ocio urbano, pero las vacaciones se nos han echado encima y no está de más el utilizar tanto tiempo disponible en divertirnos, elaborando cosas que a su vez nos proporcionen pasatiempos. Además, nuestros hijos tendrán la oportunidad de imitarnos o poner a prueba la habilidad de la que suelen hacer gala los mayores. En cualquier caso aquí van varias sugerencias para elaborar ya sea en solitario, con el equipo familiar o los amigos con los que se comparte las vacaciones.1. La cometa. Se puede hacer con caña o con listoncitos fuertes y flexibles. La tela puede ser naiIon o algodón, y hay que coser en ella cuatro bolsillos, en las puntas, para meter en ellos las cañas. La cometa puede medir 90x75 centímetros o una proporción semejante. En la base de la caña larga se ata una cinta de tela o plástico muy ligera y que tenga unos seis o siete metros de largo, para equilibrar y orientar la cometa.

Para gobernarla hay que hacerle tres agujeritos a la tela: dos para atar las cuerdas a la caña transversal, y uno a la caña vertical. Con este sistema no sólo volará la cometa; sino que se puede hacer que gire, suba, baje...

Hay que atar dos trozos de cordel que vayan del agujero inferior a cada uno de los dos agujeros superiores. Los cordeles pasan a través de la tela y se atan a la caña. Deben medir 90 centímetros y, después de montados, se les hace un bucle a 50 centímetros del extremo inferior, donde van atadas las cuerdas largas con las que haremos volar la cometa.

Para dar o tomar las cuerdas, recortar dos empuñaduras de contrachapado con un lado para meter las manos y otro para las cuerdas, así será mas fácil controlar la cometa. Hay que tener en cuenta que en cuanto se tira un poco más de una cuerda que de la otra la cometa gira y baja, por lo que hay que igualarlas mucho, especialmente para empezar a volarla. De cualquier modo, se pueden unir las tres cuerdas que salen de la cometa a una sola de control, con lo cual no es posible maniobrarla, pero levanta el vuelo más fácilmente.

2. Una de piratas. De mar o de agua dulce, esta balsa de náufragos, voluntarios nos ofrece apasionantes singladuras con una o dos tardes de trabajo en el astillero.

La base flotante son dos cámaras de rueda de camión, a las que se, atan con cuerda de nailon tres tablas rígidas de 2-3 centímetros de grueso. Hay que hacerlas firmes, pues de ellas dependerá la integridad de la balsa. Aprendiendo un par de nudos marineros adecuados (nudo llano y ballestrinque, por ejemplo), la base está asegurada. En el neumático de proa hay además un palo transversal por debajo de las tablas para poder sujetar a él los obenques (cabos que sujetan el mástil por los lados). La balsa sin mástil sirve ya para ir a remo allí donde lleguen las fuerzas de un par de remeros.

Para disfrutar de las delicias de la vela, hay que montarle un mástil, una vela, un par de orzas y un timón.

El mástil debe ser un palo fuerte no muy alto respecto a la longitud de la balsa. Se sujeta en la base con cuatro tacos de madera atornillados a la tabla central. Luego se atan al extremo superior cuatro cabos de nailon: dos laterales (obenques), que se tensan a los extremos del palo transversal, uno a la proa (estay de proa), donde se ata o engancha a una hembrilla o cáucamo fuerte, y el cuarto cabo es el estay de galope, que ha de tensarse hasta casi el timón y atarse o engancharse allí. De este modo el mástil quedará sujeto. Para sujetar la vela, se grapa, clava o ata a un palo ligero (verga), que se ata a su vez a un palmo del extremo del palo (asegurarse de que las ligadas en el palo no se deslicen). En los extremos libres de la vela se atan dos cabos (escotas) que servirán para controlar la vela. Navegando, se llevan a mano o atadas a las tablas laterales en unos palos (toletes) clavados en ellas.

El timón será un remo sujeto en la popa entre dos toletes y amarrado flojo a ellos para poder moverlo a los lados. Hay que asegurarlo con un cabo por si se escurre, para que no se pierda.

Es imprescindible poner una o dos orzas. Éstas son tablas que entran verticalmente en el agua e impiden que la balsa derive a favor del viento. Sólo con ellas el timón es efectivo. Hay que atornillarlas en el centro, delante o detrás del palo, y amarrarlas fuertemente, pues sobre ellas se ejerce mucha fuerza al navegar.

Para navegar:

-En el mar, no salir con el viento soplando desde tierra, pues si arrecia sería muy difícil volver, y esta balsa no puede navegar contra el viento.

-Llevar remos para maniobrar y para volver si no hay viento.

-Conseguir un gancho de hierro para fondear (es bueno llevar gafas de buceo para engancharlo uno mismo). El ideal sería un ancla ligera.

-La balsa sólo navegará a favor del viento o, como mucho, con el viento por un lado. Hay que tener esto en cuenta para elegir el rumbo a tomar.

3. Como pez en el agua. ¡Cuanto más bonito es un pez nadando bajo nuestra vista que en el fondo del cubo de la pesca con destino a la sartén! Para disfrutar de los peces que se pescan en el verano, nada más sencillo que un pequeño acuario.

Para construirlo hay que emplear un cristal de buena calidad (luna), tanto más grueso cuanta más agua vaya a contener (el cristalero podrá informarnos de la medida). Hay que calcular cinco piezas, teniendo en cuenta que, según como vayan colocadas, habrá que añadir la medida del grosor del cristal o las, de las piezas del fondo para que quede bien ajustada.

Para unir los trozos de cristal se usa simplemente silicona. Limpiar cuidadosamente los bordos y cantos que se van a pegar, aplicar un cordón continuo de silicona y pegar las piezas. Mantenerlas en su lugar con ayuda de cinta adhesiva hasta que la silicona seque (queda flexible, pero pega bien). Una vez seca, el acuario está listo para usarlo.

En el mar, para no tener que montar un sistema de renovación complicado, conviene cambiar el agua del acuario por agua limpia y fresca regularmente (basta con subirla cada día de la playa). Todos los elementos decorativos del acuario (arena, piedras, caracolas, etcétera) han de estar muy limpios al introducirlos en él, para que no afecten a los peces.

Conviene lavar bien la arena (que debe ser gruesa) antes de ponerla en el acuario. Dependiendo del tipo de peces que se tenga, conviene ponerles un fondo u otro. Los peces de las rocas se sentirán a gusto en ellas; para los de mar abierto bastará arena; los crustáceos y moluscos (cangrejos, caracoles, lapas) la necesitan como base y escondite. Si se tiene la suerte de pescar un pulpo, querrá una guarida donde cobijarse y mejillones frescos para almorzar. No poner nunca demasiado comida: contaminaría el agua.

Si se puede instalar una bombita que funcione como aireador, los habitantes del acuario lo agradecerán tanto como nosotros las vacaciones. El acuario debe estar en un lugar con luz, pero no expuesto al sol.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_