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Preparativos de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles

El padre de todos

Es el padre de todos. Lo sabe él y ellos. Les pega unas palizas de aquí te espero. Ayer, por si fuera poco, juntó a los júniors y a la A. A los chavalitos, los volvió locos. Pero con cariño, con mano izquierda, con estilo. Es un gran tipo, un gran tipo. Cuando les ordenaba hacer sprints cortos y amagos de tiros, sacando medio cuerpo del agua, les decía: "Pero, bueno, con esa mierda de salto queréis superar a un ruso. ¡Estáis de broma!". Ellos le miraban y seguían, por que saben que con él pueden triunfar. Él continuaba castigándolos. Cuando veía que no los agotaba, se reía y comentaba: "¿O no lo hacéis a tope, o me engañáis o sóis unos fenómenos?". Él sabe que pueden ser unos fenómenos, pero se calla.De vez en cuando, cuando los dejaba descansar en el borde de la piscina, les preguntaba cariñosamente: "¿Os gusta el entrenamiento?... es muy importante que os guste lo que hacéis, muy importante". Ellos saben que habla el maestro, el hombre que puede convertirlos en campeones hoy, mañana y el año que viene. Les mira con una dureza simpática y le comenta: "No sé, no sé, ¿creéis que vais a poder aguantar mi entrenamiento?" Y sonríen. No se da por satisfecho hasta que no los ve protestar. Espera ansioso el momento en que los chicos se llevan las manos a las piernas o brazos, para acariciarse sus músculos doloridos.

Oye, a lo lejos, que alguien dice que le duele el corazón. "¿El corazón?, no me importa que te duela el corazón, los músculos, eso es lo que ha de dolerte, ¡los músculos!"

Cuando saca a los júniors de la piscina les dice con cariño. "Espero que me perdonaréis. Puede que alguno piense que soy duro, pero la verdad es que os veo poco, son contadas las ocasiones al año que puedo estar con vosotros. Por eso trabajo duro". Cogen sus toallas y se dirigen a los vestuarios. Cuando han dado tres pasos, los llama y les grita. "¡Ah!, me olvidaba. Esta tarde hay entrenamiento. Os espero a las ocho y media". Se miran, cabecean y sonríen. No pueden remediarlo. Le quieren. Es su padre. Todos le llaman Lolo.

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