_
_
_
_
Preparativos de los Juegos de Los Ángeles

Zola Budd, la niña surafricana de los pies descalzos

Soledad Gallego-Díaz

Mide escasamente 1,60 metros y pesa sólo 38 kilos. Tiene 17 años, corre descalza y se ha convertido, casi de la noche a la mañana, en una de las grandes figuras mundiales del atletismo de fondo. Zola Budd es -dicen los especialistas- una maravilla de la naturaleza, capaz de batir en los próximos años todos los récords en media y larga distancia. Pero Zola Budd nació en Africa del Sur, y hasta hace sólo dos meses no podía correr en competiciones internacionales ni reclamar ningún título porque sus marcas no están registradas en la federación internacional. A sus 17 años, su carrera como atleta estaba completamente agotada. Sus padres y su entrenador decidieron entonces dar un cambio completo a su vida: emigrar al Reino Unido y solicitar la nacionalidad británica.

Londres acogió su llegada con alborozo, y en sólo 10 días, el ministro del Interior, saltándose todos los procedimientos normales, le otorgó el ansiado pasaporte. Las prisas estaban justificadas porque el Reino Unido quería incluir a Zola en su equipo olímpico, dentro de la distancia de 3.000 metros, la más larga para mujeres del programa de Los Ángeles."Empecé a correr a los cinco años porque me divertía. Siempre fui más rápida que los otros niños y niñas, pero hasta que tuve 13 años no me di cuenta de lo que podía hacer". A esa edad fue descubierta por su actual entrenador, Pieter Labuchagne, un profesor de Historia de 31 años, que se ha convertido en su jefe, en su confidente y en su mejor amigo. Zola le obedece ciegamente, y hasta sus propios padres reconocen que su hija se lleva mejor con el entrenador que con la familia.

"Recuerdo que la apunté en un campeonato escolar del Estado de Orange. A mitad de la carrera se detuvo para quitarse las zapatillas, y aun así llego séptima; luego, en el campeonato interprovincial, les sacó 15 metros a todos los otros participantes", afirma Labuchagne. Pocos meses antes, su madre se había dado cuenta de que Zola metía los pies para adentro. Los médicos dijeron que era culpa de dos pequeños huesos, y la niña se sometió a una doble operación para corregir el defecto. "Correr descalza no tiene nada que ver con aquella operación. Simplemente no me gustan las zapatillas, porque me pesan", explica Zola.

Aparenta 14 años

La muchacha es muy tímida e introvertida. Según su entrenador, tiene el carácter típico de un corredor de media distancia. Físicamente, su constitución es muy frágil, hasta el extremo de que aparenta más 13 o 14 años que 17. Los expertos que la han visto correr afirman que posee una flexibilidad poco corriente y que está siempre relajada. Su estilo se parece al del famoso finlandés Paavo Nurmi, con los brazos muy abiertos para reforzar el impulso de la zancada. "Zola es una máquina de correr. Yo me limito a mejorar la infraestructura y a prepararla para la competición contra otras personas". Los médicos surafricanos que la examinaron dijeron que tiene unas condicioes respiratorias excepcionales. "Lo más importante es que a ella le gusta correr", explica Labuchagne. "Algunas veces le he recomendado dos semanas de descanso, pero a los tres días ya me está llamando para seguir el entrenamiento. Al cabo de una semana, quien me llama es su madre para pedirme que la deje correr porque se pone imposible".

Zola Budd corre todos los días 12 kilómetros y no sigue una dieta especial. "Sólo le doy dosis extra de hierro", afirma su entrenador. La muchacha, por su parte, cree que le sienta bien tomar antes de las competiciones importantes una buena taza de té y pan con mantequilla y miel.

Récords extraoficiales

Extraoficialmente, Zola Budd ostenta los récords mundiales júniores en 1.000 metros (2.39.7), 1.500 (4.1.81) y 3.000 (8.37.5), así como el récord absoluto en 5.000 metros (15.1.83). Esta última marca es la que la hizo saltar a todas las primeras páginas de los periódicos. La carrera se celebró en el Coetzeriburg Stadium, de Stellenbosch, en Africa del Sur, el 5 de enero de este año. El público, puesto en pie, coreaba los segundos, mientras que la frágil muchacha corría contra el reloj, puesto que ninguna de las otras participantes logró siquiera acercarse a ella. Para colmo, el viento soplaba en mala dirección. "Me di cuenta de que el viento era fuerte, pero me limité a seguir corriendo lo más rápido que podía". Con todo, su tiempo constituyó una auténtica bomba en los ambientes atléticos del mundo: había conseguido rebajar el récord mundial, ostentado hasta entonces por la fabulosa Mary Decker, en nada menos que 6.5 segundos.

"Mary Decker es mi atleta favorita", afirma Zola. "En mi casa de África del Sur tengo un poster de ella. La joven corredora cree que, aunque haya conseguido mejorar el récord de: Decker, le falta todavía mucho para llegar a la categoría de la norteamericana. "Es una fuera de serie. Una atleta formidable, con mucha más experiencia que yo. No querría correr contra ella ahora. Quizá más tarde".

Budd explica que Mary Decker sólo ha corrido dos veces la distancia de 5.000 metros y que puede hacerlo mucho más rápido que su marca actual. "Si se empeña, estoy segura de que puede rebajar su récord en 20 segundos. Yo también, podré hacerlo tal vez, pero dentro de cierto tiempo".

El principal problema para incluir a Zola Budd en el equipo olímpico británico es su falta de experiencia. "En Suráfrica había llegado a lo más rápido que podía ir corriendo contra reloj, y no contra otras muchachas de su categoría", reconocen sus padres. Nadie en su país de origen fue capaz de inquietarla. Si corría más deprisa era por su propio placer.

Algunos temen que en competición con otros grandes de las pistas de atletismo lajoven surafricana no sepa dosificar sus fuerzas o seguir una táctica, necesaria en carreras de media y larga distancia. Su entrenador, por su parte, cree que la única manera de adquirir experiencia es compitiendo. "Pieter es un hombre capaz de darte una gran confianza en ti misma. Me dice que soy la corredora más rápida que ha conocido nunca".

Por el momento, la muchacha ha interrumpido sus estudios. Acababa de matricularse en la Universidad surafricana para seguir la carrera de Ciencias Políticas, pero su marcha al Reino Unido modificó los planes. "Pieter dice que siempre podré seguir estudiando a los 27 o 28 años".

Dado su carácter reservado, algunas personas creen que le resultará dificil adaptarse a un nuevo país. Zola echa de menos el clima de África del Sur, pero afirma que el tipo de vida que lleva en el Reino Unido es muy parecido al que seguía en su ciudad natal. "Estoy contenta de estar aquí. Mi abuelo nació en Londres, y mis padres tenían ya la doble nacionalidad británica y surafricana". Zola no podrá conservar la doble nacionalidad porque ningún surafricano puede participar en competiciones internacionales debido a la política racista del Gobíerno africano.

Los padres de Zola no quieren hacer comentarios políticos, y la muchacha se limita a repetir que el apartheid "existía antes de que yo naciera, y no creo que se solucione hasta mucho después de que yo me muera. Lo único que quiero es correr". Los laboristas criticaron al Gobierno conservador la rapidez con la que le concedió el pasaporte británico. "Si Zola Budd hubiera sido negra, todo habría ido mucho más lento".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_