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GALICIA

"Me embarcaría otra vez", afirma al regresar a Vigo un superviviente del petrolero 'Tiburón'

"Me embarcaría otra vez", afirma con un aplomo que impresiona este hombre campechano y fuerte, de corta estatura. "Si encontrase otra cosa mejor no volvería al golfo Pérsico, pero tendré que ir a donde sea porque tengo una familia a la que dar de comer". Así hablaba ayer Arturo Querol, tercer maquinista y uno de los ocho de los supervivientes del Tiburón -el petrolero alcanzado por un misil iraquí el pasado día 27 en aguas del golfo Pérsico- que llegaron ayer a las 11 horas al aeropuerto de Peinador en Vigo, procedentes de Madrid.

Los otros ocho supervivientes gallegos habían llegado a Santiago 24 horas antes desde Madrid, donde se quedó otro tripulante español. Los ocho supervivientes llegados ayer Santiago, a los que esperaban desde una hora antes cerca de un centenar de familiares, venían fatigados y molestos por el acoso a que habían sido sometidos por los informadores. En su mayoría habían podido hablar telefónicamente con sus familias 24 horas después del suceso y posteriormente desde Teherán.Los marineros llegados ayer a Vigo son el tercer ingeniero de máquinas, Arturo Quero Rosende, de 52 años; el ayudante de camarero, Manuel Loureiro Pazos, de 26 años; el contramaestre, Benedicto Boubeta Santomé, de 58 años; el ayudante de cocina, Manuel Moure Domínguez, de 29 años; y los marineros José Luis López Comesaña, de 43 años; José Carlos Gómez Vidal, de 23 años; José Carlos Conde García, de 50 años y Benito Bermúdez Cortegoso de 53 años.

Conocía el destino

Uno de los tripulantes llegados ayer a Vigo, el tercer ingeniero de máquinas Arturo Querol Rosende, ha estado embarcado desde los 11 años de edad y siempre trabajó en la sala de máquinas. En el momento del impacto del misil se encontraba descansando en el camarote "Cuando oí la explosión creí que había revantado algo en la sala de máquinas, pero rápidamente comprendí que nos habían lanza do una bomba; ya estábamos mentalizados de que ocurriría una cosa así, porque el día anterior le había pasado lo mismo a un barco griego". Quizá por su veteranía en las cosas de la mar a Querol no se le ocultaba el peligro que corría aceptando el embarque hacia el golfo Pérsico.Querol es tajante al afirmar que todos los que firmaron el contrato de embarque conocían el destino del petrolero: "Sí, cómo no lo íbamos a saber, cuando yo firmo un contrato sé a qué me ata, dónde y cuándo me voy a embarcar y hacia dónde vamos". Querol dice sentirse muy satisfecho del trato que le ha dado siempre la compañía que lo contraté.

Otro de los supervivientes, el marinero Benito Bermúdez, dice que el creía que el petrolero no se dirigiría al norte del golfo Pérsico, que es la zona de mayor conflictividad pero sí sabía que pasarían necesariamente por la zona sur, ya que tenían como destino el puerto de Dubai. Este marinero firmó su contrato por 1.332 francos suizos mensuales (algo más de 90.000 pesetas). Era amigo de Etelvino Duarte, el engrasador fallecido, cuyo cadáver se encuentra todavía en Teherán a la espera de finalizar todo el trámite burocrático.

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