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La CEE continúa sin encontrar una solución al problema de la contribución británica al presupuesto comunitario

Andrés Ortega

ENVIADO ESPECIALLos ministros de Asuntos Exteriores de los países miembros de la Comunidad Económica Europea (CEE) fueron incapaces de progresar ayer en el problema de la contribución británica al presupuesto de la misma, que frena el avance de otras cuestiones pendientes de la reforma interna de la CEE. El nuevo esfuerzo, pues, quedó bloqueado ante la general falta de interés para dar un paso decisivo e intentar acercar las posiciones. Los ministros abordaron el tema británico en un debate que duró media hora, según los portavoces de diversas delegaciones. Los franceses, que ejercen la presidencia de la CEE, consideraban inútil dar paso alguno si los británicos no cambiaban de actitud. Por su parte, Fernando Morán, ministro español de Asuntos Exteriores, señaló ayer en Madrid que si la CEE no resuelve sus problemas financieros con el Reino Unido antes del 30 de septiembre, habrá un estancamiento en el proceso de adhesión de España.

Los ministros de Asuntos Exteriores de la CEE esperaban ayer en Bruselas una propuesta de la Comisión Europa, que, a su vez, se resistía a dar este paso mientras no mejorara el ambiente. 250 millones de ECU (unidad europea de cuenta), unos 32.000 millones de pesetas, separaron a Londres de los otros nueve países. Es la diferencia entre la rebaja de 1.200 millones de ECU que pide Londres a su contribución al presupuesto comunitario y los 1.000 millones de ECU que ofrecen sus otros socios de la CEE.Algunas delegaciones se preguntaban si la primera ministra británica, Margaret Thatcher, no ha elegido ya definitivamente la estrategia de esperar a que la crisis financiera de la CEE fuera real -seguramente en el otoño- y exigir entonces su cheque, sin el cual Londres no aceptaría aumentar los fondos de que dispone la comunidad.

Sin embargo, las fuentes británicas se mostraban partidarias de cierto espíritu de conciliación, al declarar que "cederemos cuando exista la perspectiva de un acuerdo". Estas fuentes esperan una propuesta formal de la Comisión Europea, que permitiría a todos replegar posiciones. Es decir, abandonar la discusión sobre la cifra mágica, para seguir hablando de los mismos bajo otra forma de modo a llegar a un acuerdo, "que casi nadie entendería", lo que permitiría a todos salvar la cara. Que este acuerdo llegue ahora, en junio o en septiembre, es pura conjetura, pues la confusión es total. Tanto, que algunas delegaciones de otros países volvieron a hablar de la necesidad, expresada ya por el presidente francés, François Mitterrand, de convocar una conferencia en la cumbre para decidir "quién está con la CEE y quién no".

Postura española

Por su parte, Fernando Morán, ministro español de Asuntos Exteriores, señaló ayer en Madrid que si la CEE no resuelve sus problemas financieros con el Reino Unido antes del 30 se septiembre, habrá un estancamiento en el proceso de adhesión de España a la comunidad. Morán realizó estas declaraciones momentos antes de partir hacia Estrasburgo, acompañado del secretario de Relaciones con la CEE, Manuel Marín, para asistir a una nueva sesión negociadora de cara a la entrada de España en la comunidad.

La discusión empezó tarde, ya que el presidente de la Comisión Europea, Gaston Thorn, había estado en Londres en la inauguración del laboratorio Jet, de la CEE, dedicado a investigaciones sobre fusión nuclear. Dicho sea de paso, Thatcher no recibió ayer a Mitterrand, que se encontraba en el Reino Unido por la misma razón, lo cual no favoreció el ambiente en Luxemburgo. Eso sí, la agenda de los ministros no carecía de cierto exotismo.

Dentro de esta exótica agenda, en la mañana de ayer se celebró la primera reunión ministerial entre los diez de la CEE y los siete países de la EFTA (Asociación Europea de Libre Comercio) para celebrar un acontecimiento histórico. En efecto, el 1 de enero de 1984 se completó, tras los primeros acuerdos de 1972, la creación de la zona de libre comercio más importante del mundo.

Desde principios de año se han suprimido -con algunas excepciones para Portugal y para los productos siderúrgicos- los obstáculos arancelarios y cuantitativos para el comercio de bienes industriales entre la CEE y la EFTA, que engloba a Austria, Islandia, Noruega, Portugal, Suecia, Suiza y Finlandia.

Por otra parte, ha quedado y firmado ayer en Bruselas, desbloqueado, el acuerdo de exportaciones siderúrgicas españolas hacia la CEE en 1984: 757.000 millones de toneladas. El problema para su firma residía en la parte de este total que iría al mercado alemán. Bonn ha aceptado finalmente recibir 260.000 toneladas.

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