La 'renacionalización' del Atlántico
La adjudicación a un consorcio público árabe-español ha suscitado una borrasca en la banca privada
A las cinco en punto de la tarde, del día 6 de marzo, el presidente del Fondo de Garantía de Depositos bancarios (FGD), Juan Antonio Ruiz de Alda, llego a Londres, a cara descubierta, en un vuelo procedente de Madrid. Le escoltaban dos banqueros: Rafael Martínez Cortina (Banco Exterior de España) y Luis Vañó (Aresbank). Dos semanas más tarde, el último Consejo de Ministros decidió "sin titubeos" -como ya es costumbre en toda propuesta procedente del ministro de Economía, Miguel Boyer- la venta del Banco Atlántico al consorcio público hispano-árabe que había realizado una oferta "ligeramente superior", según los técnicos, a la del Banco de Bilbao.
El Banco Atlántico -183.000 millones de pesetas de depósitos, de los que unos 30.000 lo son en moneda extranjera, 191 oficinas y 3.500 empleados- fue nacionalizado el 23 de febrero de 1983 por el decreto-ley de expropiación de Rumasa. El pasado miércoles, por decisión, quizás más política que económica -pese a que los portavoces oficiales airean la supuesta diferencia de 3.000 millones de pesetas de una oferta sobre la otra-, el mayor banco de Rumasa ha pasado de ser propiedad exclusiva del Estado español a ser propiedad compartida por tres estados árabes (Libia, Kuwait y Abu Dhabi, propietarios del 100% del Arab Banking Corporation, ABC, compran el 70%), el Banco Exterior de España (de mayoría estatal, compra el 25%), y el Aresbank (de mayoría estatal árabe y minoría pública y privada española, compra el 5%).Por haber pasado de las manos públicas españolas a las manos públicas árabes, algunos medios de la banca privada, oficialmente alborotados, no han dudado en calificar la operación de venta como una "renacionalización" que ha quebrantado las promesas de reprivatización que el Gobierno hiciera al presidente de la patronal bancaria, Rafael Termes, tras expropiar Rumasa. Rafael Termes -a quien uno de los grandes ha colgado el sambenito de "pacifista y crédulo"- distribuyó un púdica nota de la AEB manifestando el desagrado y malestar de la banca española por la decisión del Gobierng. La patronal CEOE, por boca de su futuro presidente, José María Cuevas, consideró la venta del Atlántico "cuando menos, de extraña".
Malestar en la banca y satisfacción en la UGT
Es la primera vez, a juicio de algunos círculos socialdemócratas del PSOE, que una propuesta del ministro de Economía, Miguel Boyer, tiene la rara virtud de provocar, al mismo tiempo, malestar en la banca y satisfacción en la UGT. El sindicato socialista, acostumbrado a todo lo contrario, distribuyó ayer un comunicado mostrando su "satisfacción" por la decisión del Gobierno de vender el Banco Atlántico a los árabes "por entender que era la única posibilidad que garantizaba los 3.500 puestos de trabajo".
El perdedor, José Angel Sánchez Asiaín, presidente del Banco de Bilbao -considerado como el banquero, hasta ahora, más próximo a Felipe González pero el más alejado y crítico de la política monetarista de Miguel Boyer-, conoció la triste noticia a la dos y cuarto de la tarde del miércoles pasado, poco antes de sentarse a la mesa de los siete grandes en el comedor del Banco Central. Todos le dieron oficialmente el pésame, aunque algunos disimularon su alegría mejor que otros, pero ninguno, ni siquiera el nuevo pastor de la curia bancaria, Alfonso Escámez, personalmente próximo a Sánchez Asiaín, quiso dar la cara por el perdedor.
"Escámez", según medios bancarios que critican su pasividad freente al Gobierno, "hubiera dado al Banco de Bilbao el dinero que le faltaba para quedarse con el Atlántico de su propio bolsillo, antes que molestar a las autoridades económicas con las que mantiene actitudes demasiado reverenciales o miedosas". Otros medios consideran, sin embargo, que el presidente del Banco Central "está queriendo no tener protagonismo para contrarrestar precisamente las críticas que se le hicieron antes de alcanzar el liderazgo en el sentido de que, con ello, buscaba ante todo alimentar su ego".
El Vizcaya enceló al Bilbao
Los colegas del Bilbao -incluido su eterno hermano rival, el Banco de Vizcaya, que lo enceló sibilinamente en la batalla del Atlántico amenazando con superarle en el ranking- apoyan solidariamente su posición en público pero comprenden en privado la decisión del Gobierno. "Si la banca española mantiene actitudes internacionalistas, comprando bancos y abriendo sucursales por todo el mundo, y las empresas españolas están explorando y explotando yacimientos de petróleo y vendiendo productos en los países árabes, no se le puede pedir al Gobierno que niegue la participación en el concurso del Atlántico al mayor banco árabe".
El Gobierno podía haber impedido la presentación de la oferta árabe, pero una vez que la permitió, o la alentó, el triunfo tenía que ser para el mejor. Por otra parte, si los siete grandes están pactando continua y silenciosamente con el Gobierno -"el Gobierno te hace tragar lo que quiera", dicen los banqueros más poderosos que saben halagar los oídos de Boyer- difícilmente le podían criticar en este caso. Así, la borrasca que amenazaba convertise en huracán sobre el Atlántico se ha quedado por ahora tan sólo en marejadilla, por obra de las diferencias y debilidades entre el rebaño bancario.
La banca española considera que, en su conjunto, ha salido perdiendo al encontrarse con un competidor extranjero potente y desconocido en su forma de trabajar con el que compartir el viejo oligopolío de captación de depósitos. Pero algunos analistas piensan que, quizás, la decisión del Gobierno pueda obedecer, por una vez, al diseño de cierta estrategia a largo plazo de diversificación de riesgos, mediante el fortalecimiento de la banca extranjera y de la multinacionales en España para compensar y disminuir la omnipresencia de la banca española en nuestra economía (y/o en nuestra política).
Sin embargo, elementos sicológicos y de imagen política han pesado mucho en la batalla del Atlántico. "Cuando las autoridades del FGD -mitad banca privada y mitad Banco de España- abrieron los dos sobres que contenían las ofertas de los árabes y de los bilbaínos, y vieron que la primera era ligeramente superior a la segunda, dieron un profundo suspiro de alivio. "El Gobierno", pensaron en voz alta, "quedará satisfecho con estas dos ofertas tan próximas".
La oferta árabe ofrecía pagar 5.118 millones de pesetas por las acciones del Atlántico valoradas al 75% y la del Bilbao, 2.047 millones por las mismas valoradas al
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30%. Pero esta última añadía otras ventajas económicas (devolución al contado de los créditos del Banco de España, tratamiento de los activos del Banco, autocartera, etcétera) que, según los técnicos del propio Banco de Bilbao, acercan el precio global a los 5.000 millones de pesetas, muy cerca, por tanto de la oferta árabe.Para círculos próximos al Bilbao, la suerte estuvo echada desde el momento en que el presidente del FGD fue enviado a Londres. "Boyer trataba de evitar por todos los medios", según los fuentes bancarias, "tener que decidir con una sóla oferta y sobre todo trataba de impedir que el mayor banco expropiado a Rumasa fuese a parar a manos de uno de los siete grandes".
El Banco de Bilbao -cuarto en el ranking de la banca española, seguido por su rival, el Vizcaya- no ha querido recurrir contra la adjudicación a los árabes, pero algunos de sus directivos han mostrado gran malestar y decepción por lo que consideran "falta de estilo", "poca limpieza" e, incluso, "cierta traición" en la génesis y desenlace de un concurso público en el que el Gobierno era "juez y parte".
La "imprudente" visita a Londres de Ruiz de Alda, primer ejecutivo del FGD y hombre del Banco de España, ha sido considerada por fuentes próximas al banco perdedor como un movimiento interesado del Gobierno para abortar la posibilidad de que la perla de Rumasa cayera en manos de uno de los siete grandes de la banca.
El ministro de Economía, o en su nombre, el subgobernador (del Banco de España, Mariano Rubio, pidió al Banco Exterior de España y, según rumores interesados no confirmados, al propio Banco de Vizcaya -que ha recibido ayudas del Banco de España del orden de 160.000 millones de pesetas para digerir a Banca Catalana- que calentaran el ambiente para provocar ofertas en torno al Atlántico. Miguel Boyer estuvo preocupado por la ausencia de novios para la llamada perla de Rumasa. El Central, y, unos minutos después, el Banesto contestaron negativamente al escrito del FGD. El Bilbao dijo primero que no tenía interés por el Atlántico. Pero Pedro de Toledo, consejero delegado de Banco del Vizcaya, que ya tenía decidido quedarse con Banca Catalana, anunció a bombo y platillo en los días previos a su Junta General que su banco iba "a por todas" y que estaban dispuestos a presentar una oferta para comprar el Banco Atlántico. Inmediatamente, las huestes del Bilbao -que tratan de impedir que el Vizcaya les adelante en el ranking- se removieron de sus asientos y comenzaron a prepararse para la batalla del Atlántico. Al final se ha visto que el Vizcaya carecía de interés real por el mayor banco de Rumasa ya que no ha presentado oferta sino solamente una carta de intenciones ofreciéndose a hablar con el Fondo si no había otras ofertas. Pedro de Toledo había conseguido, al menos animar el concurso y jalear a sus accionistas en vísperas de junta general. Y el Bilbao ha quedado como perdedor de un concurso, por tercera vez: Bankunión, Descuento y, ahora, el Atlántico.
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