La cría del pura sangre, una de las industrias mas rentables para Francia
La cría del pura sangre se ha convertido en Francia en una de las industrias más importantes y que más beneficios dejan al Estado. A ello se añade el dinero que recibe de las apuestas hechas en combinación con las pruebas disputadas en los diversos hipódromos del país. La calidad de los ejemplares dedicadosa la hípica está tan contrastada, que casi todos los conjuntos europeos con posibilidades de lograr una medalla en Los Angeles tienen ejemplares de origen francés. Incluso los jinetes americanos montan caballos de esta procedencia. Las exportaciones masivas van a repercutir en el futuro de la hípica gala, que está perdiendo poco a poco muchos de sus cracks.
El Estado francés recibe anu almente más de 14.000 millones de pesetas procedentes de las apuestas y de la cría de caballos. Gracias a estos ingresos los franceses pagan menos impuestos, e incluso se dice que de desaparecer estas partidas su declaración de la renta subiría varios puntos. En el año 1982 las exportaciones francesas alcanzaron los 6.140.000 millones de pesetas, cifra que el año 1983 fue ampliamente superada. Sólo una potra, Actress, fue adjudicada, el 21 de agosto pasado, en una venta de yearlings en Deauville, al millonario Stravos Niarchos en algo más de 80 millones de pesetas. Estas subastas en Francia sólo son comparables con las que se celebran en Keeneland, Kentucky, (Estados Unidos), donde el emir Cheij Mohamed, por ejemplo, llegó a pujar por una yegua 1.600.000 millones de pesetas.En la semana de cría de Fontainebleau, una de las más importantes de Europa, los mejores clientes son los suizos. Los jinetes helvéticos de hípica compran estos caballos porque encuentran en ellos unas cualidades que no tienen los ejemplares irlandeses más indicados para las carreras. La política de protección, de la cría en Francia, iniciada hace ocho años, está dando ahora sus primeros frutos. Los caballos del equipo suizo de saltos de obstáculos, considerado como uno de los mejores del mundo, tienen en su gran mayoría origen francés y son serios candidatos a las medallas de los próximos Juegos Olímpicos de Los Ángeles. También son, sobre el papel, aspirantes al triunfo olímpico los equipos de Italia, República Federal de Alemania, Irlanda y España. Todos ellos, además de los equipos de los países del golfo Pérsico y Colombia, tienen en su conjunto caballos de procendecia francesa. También los ejemplares del equipo americano tienen sangre gala.
Cifras elevadas
Las cifras que se barajan en las ventas en Francia son cada vez más elevadas. Un caballo de silla de cuatro años se vende en Fontainebleau entre 700.000 y dos millones de pesetas, y un ejemplar de cinco años, entre 1.400.000 y tres millones de pesetas.Las ventas al extranjero son beneficiosas para la industria francesa del pura sangre, tanto o más que el 70% de los caballos que se quedan para el entrenamiento en Francia. Pero ese hecho puede constituir un serio peligro para la hípica de este país, que necesitaría para mantener este nivel que un número suficiente de caballos de calidad fuera adquirido por pequeños propietarios. franceses.
Y es que estas ventas están suponiendo un serio peligro para el equipo francés de cara a Los Ángeles, ya que poco a poco han perdido varios de sus mejores conjuntos, como es el que formaban Michel Robert e Ideal de La Haya, ya que este último fue vendido a un jinete, italiano. Mientras, la federación francesa, alarmada por estas masivas exportaciones, ha pedido a los propietarios de caballos pertenecientes al equipo francés que no vendan sus ejemplares para preservar de esta manera al conjunto que vaya a los Juegos Olímpicos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.