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Reportaje:

Jarmila rompe todas las teorías

La mejor atleta de todos los tiempos abandona mañana España, después de dos semanas de concentración en Valencia

Jarmila Kratochvilova, campeona y ostentadora del récord mundial de 400 y 800 metros, ha iniciado su preparación este año en Valencia. Allí ha repartido su tiempo durante dos semanas haciendo series en la pista de atletismo, corriendo por la arena de la playa con un chaleco lastrado y levantando pesas en el gimnasio, cuyo encargado escuchó por vez primera: "¿No tienen más que 80 kilos?". Un enviado especial de EL PAIS estuvo con ella en la concentración. Mañana, Kratochvilova regresa a Checoslovaquia, su país, dispuesta a rebajar este año, con gran facilidad, el récord mundial de 800 metros y proclamarse campeona olímpica. En los Juegos Olímpicos de Los Angeles correrá también los 200 metros. Después de hacer públicos sus proyectos, los teóricos del atletismo se han llevado las manos a la cabeza.

El año pasado, Jarmila Kratochvilova pasó a la historia del atletismo por ser la primera mujer que logró dominar los 400 y los 800 metros. Sólo había un precedente, cuando el cubano Alberto Juantorena ganó en Montreal las finales olímpicas de ambas pruebas. Los 400 metros están considerados como la prueba más larga de velocidad y los 800, como la más corta del medio fondo. Las dos están consideradas incompatibles a alto nivel, ya que precisan de entrenamientos distintos, porque distintas son las fibras musculares de sus especialistas.Los atletas, con la edad, pierden las fibras de contracción rápida que les permiten desarrollar alta velocidad constante. A los 30 años, predominan las de contracción lenta, que son más adecuadas para las carreras de fondo. Por eso los atletas siempre pasan de distancias cortas a otras más largas con el paso de los años. Los de 100 metros acaban en los 400; los de 800 y 1.500, en 5.000 y 10.000, y éstos, en la maratón.

La manipulación que sufre el organismo de Jarmila Kratochvilova, a través de los entrenamientos y de la ciencia, está demostrando que también puede ser al revés. Jarmila está rompiendo con todas las teorías. El pasado 26 de enero cumplió 33 años de edad y los técnicos desconocen aún hasta donde puede llegar la corredora de Praga.

Parece evidente que al dominar Jarmila Kratochvilova dos pruebas tan específicas como son los 400 y los 800 metros, la atleta no ha dado de sí todo lo que sería capaz si se especializase sólo en una de ellas. Esta apreciación la comparte Jarmila: "Es cierto, y creo que los 800 metros puedo correr los fácilmente en 1.52. Cuando hice récord mundial (1.53.28), la carrera no estaba preparada. Las buenas marcas en 800 me vienen gracias a la preparación que hago para los 400 metros". El calendario de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles hace imposible que Kratochvilova pueda correrlos 400 y los 800 metros.

Hará una de las dos y otra más, que tras dudar entre el 1.500 y el 200, su entrenador Kvacs se inclinó por esta última. Éste lo razona así: "Vamos a perseguir el récord mundial de 800 metros porque parece fácil, pero para intentar rebajar también el de 400, que ya es más complicado, hay que trabajar mucho la velocidad. En esas condiciones, Jarmila va a llegar a los Juegos Olímpicos más preparada para hacer 200 metros que 1.500, además de una de las dos pruebas en las que el año pasado no tuvo rival, aunque quizá en esta decisión pueda influir la prueba que correrá Marita Koch, ya que Jarmila tiene muchas ganas de enfrentarse a ella, al haber sido la única que en 1980 y 1982 la ganó".

El abanico de pruebas que ha llegado a abarcar Kratochvilova, y que parece no haber llegado aún a su término, permite amplias lucubraciones sobre lo que sería capaz de hacer. Es la mejor en 400 y 800 metros. Sería capaz de correr al más alto nivel los 200 y los 1.500, por lo que es de suponer que a su alcance está también la posibilidad de destacar en 100 y 3.000 metros, ya que son las que mayor afinidad tienen con respecto a las de sus distancias más próximas, como lo demuestran las numerosas atletas que han ganado ambos títulos -100-200 y 1.500-3.000 en las grandes competiciones.

Progresar a los 30 años

La progresión de Jarmila Kratochvilova alcanzó marcas importantes cuando la atleta tenía 29 años. Cuando se inició en el atletismo, no era mejor que muchas españolas. Fue a raíz de una concentración que realizó en la República Democrática Alemana cuando su cotización subió.

Kvacs frunce el ceño cuando se le recuerda el dato y contesta: "No tuvimos oportunidad de realizar un intercambio de datos, pero es cierto que nos enseñaron cómo sacar el máximo partido a las chicas que hacían 400 metros. Aprendimos que con sus métodos de trabajo se puede llegar muy lejos y entonces la tradicional supremacía de los 400 metros femeninos la perdieron en favor nuestro. Ahora parecen estar en el camino de recuperarla a la vista de los resultados de los campeonatos europeos juniores".

Jarmila Kratochvilova está encuadrada dentro de los planes del Centro de Deportes de Alto Rendimiento de Checoslovaquia, donde no tienen cabida los deportistas mediocres. Allí disfruta de todas las facilidades profesionales y deportivas. Se establecen metas y la atleta realiza un trabajo sistemático programado por un equipo de entrenadores, médicos y bioquímicos. Nada se deja al azar. El entrenador Kvacs no desvela los secretos de la preparación de Kratochvilova. Sólo dice que "cuando me hice cargo de ella, su afición permitía trabajar con ella todo lo que hiciera falta para convertirla en una campeona. En su día fue preciso mentalizarla de que, siendo nada, llegaría a ser la mejor del mundo".

Una vida austera

Esa mentalización ha transformado la vida de Jarmila. Para ella sólo parecen existir los entrenamientos y la competición. No habla apenas con nadie. Sus propios compañeros de equipo parecen extraños a su lado. Sólo intercambia palabras con su entrenador. Cuando está fuera de su casa, nunca llama por teléfono, ni hace compras. Prefiere no hablar de su vida personal y si lo hace sólo es a través de tópicos y tras ser filtradas sus impresiones por Kvacs.

Cuando llegó a Valencia, lo primero que hizo Kratochvilova en el hotel fue bajar al gimnasio. Examinó las pesas. Sumó e intercambió unas palabras con su entrenador. "¿Hay más pesas?", preguntó. Los 80 kilos les parecían pocos. Kratochvilova trabaja con 150 kilos y lo que allí había no era suficiente. Pero luego tampoco quisieron más. No quieren molestar. Prefieren pasar inadvertidos.

Jarmila se levantó todos los días al amanecer. Se iba a la playa con un chaleco lastrado de 10 kilos y corría sobre la arena. Después del desayuno, se iba andando a la pista de atletismo, a unos tres kilómetros del hotel. Allí, entrenamientos técnicos. Comida española a mediodía -carne y verdura preferentemente en cantidades normales, jamás paella-, y después de la siesta, nueva visita a las pistas. Cena al anochecer y recogida en la habitación antes de las diez de la noche.

Los viajes que realiza Jarmila por todo el mundo apenas los aprovecha para hacer otra cosa que atletismo. Lo que conoce obedece más a compromisos derivados de invitaciones oficiales que a sus propios deseos.

La visita de Kratochvilova, así como la de la lanzadora de peso Elena Fibingerova, y otros miembros del equipo nacional checo es producto de un convenio firmado hace tres años entre las autoridades de ambos países para el intercambio de deportistas.

"Ésta es la segunda vez que vengo a España", dice la atleta, "y ya en mi anterior visita estuve en el Museo del Prado y en Toledo; ahora, en Valencia, nos llevaron a ver un museo fallero". Ella asegura entender las fiestas españolas "porque en Checoslovaquia también tenemos muchos festejos con raíces populares".

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