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XIV Juegos Olímpicos de Invierno en Sarajevo

La máxima habilidad

El eslalon especial es la prueba para los virtuosos en la técnica del esquí. Por medio de automatismo y reflejos, se debe superar el riesgo de una descalificación por una caída o por pasar indebidamente una puerta al forzar demasiado el ritmo. Pero no es peligroso. El especialista del eslalon especial sería en el fútbol español el equivalente a un López Ufarte o un Cardeñosa. Es el exquisito del deslizamiento sobre la nieve. Y como les sucede en el fútbol a los jugadores técnicos, que prefieren unos terrenos a otros, lo mismo ocurre con los especialistas en eslalon. Su habilidad es mayor o menor dependiendo de la calidad de la nieve.La palabra clásica slalom, que se castellaniza en la actual eslalon, procede del noruego, concretamente de una región llamada Telemark, en el centro sur del país, aproximadamente en el centro del triángulo que forman Bergen y Stavanger, en la costa atlántica, y la capital Oslo, cerca de Suecia. Slalom debería ser, en realidad, sladlom, pues se compone de slad, terreno ligeramente en pendiente, y lom, huella que queda en el suelo tras haber pasado algo por encima.

El eslalon supone el corto descenso, poco más del medio kilómetro, casi siempre, por una pista muy inclinada (entre los 180 y 230 metros, de desnivel los hombres, y 120 y 180, las mujeres, en las máximas competiciones) en que los participantes deben seguir un trazado hecho con parejas de palos que forman puertas, alternativamente de color rojo y azul, bien de frente, bien en diagonal. Su número puede variar entre 55 y 75 en hombres y 40 y 60 en las mujeres. No deben estar nunca a menos de 0,75 metros una de otra y su separación tiene que oscilar entre los 3,20 y 4 metros.

La prueba se disputa en dos mangas y se suman los dos tiempos para dar el vencedor. La niebla, gran enemigo climatológico visual, sólo impide la celebración de una prueba si los esquiadores no ven a menos de tres puertas de distancia.

La capacidad de efectuar giros en el esquiador se pone continuamente a prueba. Un trazador o juez especial que efectúa el recorrido debe buscar siempre la misma idea: que el recorrido sea hábil, con puertas simples o repetidas, dobles, para poner una mayor dificultad y exigir al máximo la flexibilidad del esquiador.

En cuanto a la técnica, mientras los esquiadores siempre habían creído que cuanto más ajustado pasaran las puertas era mejor para ganar centésimas de segundo, el sueco Stenmark ha cambiado la mentalidad. Aunque su estilo de trazar la huella casi sin tocar las puertas le va mejor en gigante, ha demostrado que evitar los simples rozamientos en los palos puede ser beneficioso. Incluso algunos esquiadores que, tras implantarse los actuales palos reversibles (que vuelven a la verticalidad tras ser golpeados, sin caerse como anteriormente), llegaban a pasar por encima para ceñirse aún más están volviendo de su costumbre o técnica porque ello supone más desequilibrio, riesgo forzado y pérdida de tiempo, con mayor rozamiento todavía.

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