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Durante 1.983, las emisoras de FM se hicieron con 1.153.000 oyentes más que en el año precedente

Gabriela Cañas

Casi todos los receptores de radio tienen un pequeño botón que permite elegir entre dos siglas conocidas por AM y FM, de las que casi nadie conoce su significado técnico. Según las cifras, el oyente de radio se decide paulatinamente por la frecuencia modulada, la FM. En 1982 la escuchaban 5.710.000 españoles al día. Durante el año pasado, la cifra se ha elevado a los 6.863.000 oyentes por día, lo que supone 1.153.000 nuevos adictos. La onda media (OM) ha sido la perjudicada, mientras los jóvenes y el público urbano y de un nivel cultural medio-alto se decanta por la frecuencia modulada. ¿Se puede hablar de boom de las efeemes? ¿En qué se diferencia la FM de la OM? ¿Ofrece la frecuencia modulada algo realmente diferente. Ninguna pregunta tiene una sola respuesta.

Tradicionalmente, las emisoras de onda media emiten con menor calidad, aunque llegan más lejos hacen grandes magazines y grandes informativos y suelen dirigir se a una audiencia masiva. También tradicionalmente, las FM se oyen mejor, ofrecen mucha música -casi siempre en estéreo y muy seleccionada- y se dirigen a una audiencia pequeña y generalmente joven. Pues bien, cuan do una se entera de que en onda media también se puede conseguir la señal estereofónica, que con la frecuencia modulada también se puede emitir en cadena y a grandes públicos -en España hay varios ejemplos- y que las programaciones, por tanto, pueden ser parecidas, se le rompen a cualquiera los esquemas.Fernando Delgado, director de Radio Nacional de España, ironiza al respecto: "Si estaremos atrasados, que ni siquiera cubrimos bien con la OM todo el territorio nacional y tenemos previsto hacer reparaciones y nuevas instalaciones con un sistema que se está quedando atrás". Porque emitir en estéreo y con una calidad de sonido igual a la de frecuencia modulada requiere una modernización que va desde la propia emisora al receptor de radio que cada uno tiene en su casa, su coche o su bolsillo. Después de tal modernización, que ya se está haciendo en Estados Unidos, las diferencias técnicas entre AM y FM dejarían de existir. Hoy por hoy, existen. Y en España, por mucho tiempo.

"La gran virtud de la FM es que trabaja con audiencias más selectivas y, por tanto, de un mayor nivel cultural. La emisora de FM tiene un perfil más acusado. Una gran audiencia tiene un precio cultural, porque requiere mayor homogeneización", dice Román Gubern. Efectivamente, el Estudio general de medios, que analiza las audiencias radiofánicas, dice con respecto al año 1983: "La elección entre onda media y frecuencia modulada está muy relacionada con la edad. En onda media, la proporción aumenta al aumentar la edad (19,8% entre los más jóvenes, de edades entre 15 y 18 años, mientras que llega a un 42,7% entre los 35 y 44 años). Por el contrario, la audiencia de frecuencias moduladas disminuye al aumentar la edad (55,5% de los jóvenes de 15 a 18 años, frente a un escasísimo 7,5%. entre los de 65 y más años)". Según el mismo estudio, la audiencia de FM es mayor en los núcleos de población importante -se podría hablar de audiencia mayoritariamente urbana- y suele ser de un status social elevado.

Jóvenes, cultos, urbanos

Evidentemente, algo ofrece la FM que no tienen las ondas medias. Y el único dato objetivo -la calidad técnica- no explica por sí solo el hecho de que la audiencia de las efeemes sea más joven, más culta y más urbana. "Hablar del boom de la FM me parece prematuro", dice José María Torre Cervigón, director del gabinete técnico de TVE y ex profesor de la facultad de Ciencias de la Información de la Complutense. "Se han creado muchas emisoras de FM, y sus audiencias tenían que salir, lógicamente, de la onda media. Pero ésta sigue siendo la más importante. La FM no va a desbancar a la OM".

Efectivamente, frente a los 6.863.000 oyentes de FM, las cifras cantan un total de 9.698.000 oyentes de OM. El problema es que esta última cifra ha bajado con respecto al año precedente -1982- en 1.29 1.000 oyentes al día. La onda media, aunque la sintonice ahora menos gente, sigue siendo la reina y, en muchos casos, el modelo a seguir en la frecuencia modulada. Es curioso que una cadena de FM como Antena 3, cuya programación no difiere sustancialmente de la tradicional ondamediera, haya sido la gran triunfadora del año, colocándose en segundo lugar, tras la veterana Sociedad Española de Radiodifusión (SER) en FM, aunque con gran diferencia (871.000 oyentes para la primera, frente a 3.039.000 para la segunda).

En cierto modo, el fenómeno de la frecuencia modulada en España es contradictorio. La audiencia es distinta; las programaciones, no siempre. Se podrían clasificar en dos bloques bien diferenciados. Por un lado, el capitaneado por la SER, la primera que introdujo en este país el top forty americano (las listas de éxitos), que siguieron muchas otras emisoras. El otro bloque suele estar formado por las nuevas emisoras, cuyas programaciones no difieren sustancialmente de lo que venían ofreciendo las ondas medias. La recientemente creada Radio Salud, Radio Minuto y las dos emisoras de Radio Nacional -Radio 2, con música clásica, y Radio 3, con una programación casi experimental- son excepciones que confirman la regla.

"Las frecuencias moduladas debían especializarse", dice Torre Cervigón.'El fenómeno nació en Estados Unidos, y allí hay una emisora que da 24 horas de, información; otra que da sólo folk; otra que se dedica exclusivamente a la ópera; otra que se dirige a una etnia particular... En definitiva, el fenómeno se distingue por su dedicación a las minorías.

Aquí, no todo el mundo está dispuesto a constreñirse de esa manera. "Yo creo más en la mayoría silenciosa que en la minoría ruidosa. Yo no pongo la música que a mí me gusta, sino la que creo que le gusta a la mayoría", opina Joaquín Luqui, avezado locutor de FM que lleva 15 años presentando música en la SER.

De segundonas a protagonistas

En definitiva, sea onda media o frecuencia modulada, todo depende del uso que se haga de una emisora y de los principios que la alientan. "Tú, poniendo los discos y hablando a la gente con naturalidad; ésa es la FM", dice Luqui. Pero no necesariamente. Esa idea es la que alienta la opinión de que una frecuencia modulada es más barata. Las grandes emisoras de onda media, obligadas por decreto a emitir también en FM, se han defendido así durante años. Si no quedaba más remedio que tener una FM, por lo menos que tuviera bajos costes. Los resultados, sólo en contados casos, han sido positivos. Lo habitual era relegar a un segundo plano a la FM. Ahora, sin embargo, se está convirtiendo en la protagonista ante las programaciones de una onda media antigua y anquilosada.

Las nuevas cadenas, como Radio 80 o Antena 3, negando lo que sólo evidencia la costumbre, apostaron desde el principio por las audiencias mayoritarias, en competencia directa con las emisoras tradicionales. Las instalaciones vienen a costar lo mismo; quizá hay que invertir más en antenas emisoras para conseguir una mayor cobertura. La oferta es la misma -locutores famosos, magazines, debates, informativos...-, pero el sonido, mejor.

El bloque cuantitativamente más importante, tras las concesiones hechas por el Gobierno, es el formado por las emisoras locales, una fórmula idónea para este tipo de ondas por su limitada cobertura geográfica. Sin embargo, también es una árida aventura. "El problema es la publicidad", dice, Juan Roldán, director de Radio El País. "Aquí, el publicitario no está acostumbrado a escoger un medio por la calidad de su audiencia. Prefieren un medio como la televisión en el que el impacto llegue a un gran número de receptores. Es impensable todavía que una emisora anuncie al tendero de la esquina o un producto que sea especialmente idóneo para su audiencia específica. La publicidad en este país no es selectiva. La competencia de los grandes medios de difusión hace difícil la subsistencia de una prensa regional o una emisora local".

La batalla del dial

La enorme ampliación de la oferta, motor del reciente boom de las efeemes, es un elemento que juega, a veces, en contra de las mismas emisoras, ya sean locales o nacionales. Solamente en el área metropolitana de Madrid se pueden sintonizar hasta unas 25 emisoras diferentes, que compiten entre sí con programaciones no sustancialmente distintas. Es una lucha sin cuartel, en Madrid como en cualquier gran centro urbano, por hacerse un hueco en la audiencia y en el dial. Una dura batalla que no siempre utiliza las armas reglamentarias. La tentación más apetitosa es la de emitir con una potencia mayor de la permitida, de manera que al oyente le resulta terriblemente fácil sintonizar la emisora en cuestión y terroríficamente difícil oír bien a las vecinas de dial. En este caso, tanto en onda media como en frecuencia modulada, las acusaciones suelen ser mutuas. La libre competencia tiene su precio, y sólo en casos como éste deben actuar de árbitros los organismos oficiales.

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Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.

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