Un toro embolado, muerto a tiros tras destrozar una librería y herir a un guardia
Fanfarrón, un toro negro zaino embolado, de 500 kilos de peso, tuvo que ser abatido por disparos de la Guardia Civil en la noche del pasado miércoles en Benicasim (Castellón), tras una espectacular persecución en la que el toro destrozó parte de una librería, hirió a un guardia civil y fue atropellado, finalmente, por un camión en la carretera nacional 340, Valencia-Barcelona.El toro había sido embolado -práctica consistente en colocar dos bolas de fuego en los cuernos del toro y soltarle en un recinto cerrado- en Benicasim con motivo de las fiestas de San Antoni.
El animal inició su carrera normalmente por el recinto hasta que en un momento dado embistió contra el escaparate de una librería, en el que había visto reflejada su propia imagen. Una vez en el interior, donde podía haber ocasionado fácilmente un incendio a causa del material allí almacenado, Fanfarrón embistió contra otro de los escaparates de la librería, en esta ocasión el que daba a una calle que quedaba fuera del recinto taurino.
De esta forma, Fanfarrón quedó libre por las calles del pueblo, creando el pánico entre los habi.tantes. Lo persiguieron fuerzas de la Guardia Civil, varios jóvenes de la población y el propio ganadero, quienes le dieron alcance cerca de la carretera nacional 340. En esos momentos, y dado el tráfico de la citada carretera, la Guardia Civil efectuó varios disparos contra Fanfarrón, que, con varios impactos en el cuerpo, continuó su huida embistiendo a un miembro de la Guardia Civil, quien resultó, tras varios revolcones, herido levemente, con algunos hematomas.
Finalmente, Fanfarrón alcanzó la carretera nacional 340, y en el momento de cruzar ésta fue alcanzado por un camión. A pesar del golpe, Fanfarrón, ya gravemente herido, se levantó de nuevo y logró atravesar la carretera, momento en el que fue abatido por un certero disparo de unos de los guardias civiles que le perseguían.
Fanfarrón volvió a demostrar en Benicasim el dramatismo de una tradición presente en muchos pueblos de la Comunidad Valenciana, y muy especialmente en las comarcas de Castellón, que desde hace tiempo viene siendo polémica.
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