Angustioso e injusto triunfo del Atlético
Los seguidores del Atlético de Madrid vivieron anoche una de sus clásicas jornadas: se enfadaron con el pésimo juego de su equipo, sufrieron las angustias de un terrible cuarto de hora final con insistente presión salmantina, y se fueron a casa con el triunfo y los dos puntos. Imposible aunar tanta felicidad junta. Tardó el Salamanca en percatarse de que el Atlético es un flan, un puro manojo de nervios, de continuas imprecisiones y desaciertos. Juanjo salvó un gol en la línea, Pereira evitó el tanto en disparo de Abajo, y la eterna falta de acierto en el remate del yugoslavo Micanovic hizo el resto para evitar la culminación del fracaso local.En un equipo nervioso como el Atlético lo normal es que el frío y templado Landáburu sea el más eficaz. No es la primera vez que tiene que acudir a tapar brechas y a resolver con una acción acertada, aunque ayer jugara desde el principio. Suyas fueron las únicas acciones de claridad, con algún que otro envío certero a Votava, Pedraza, o Rubio. Pero fue Julio Prieto, que había sustituido al lesionado Mínguez al filo de los 20 minutos, quien no aprovechó la mejor ocasión ante la salida de Lozano.
Un aparente dominio territorial del Atlético fue suficiente para engañar a la parroquia, aunque no del todo, y para mantener una cierta estrategia prudente del Salamanca.
Lo del segundo tiempo ya fue distinto. Villanova, técnico charro, lanzó a sus hombres hacia arriba y pasito a pasito el Salamanca fue ganando terreno, hasta dejar al Atlético en plan Silvester Stallone. O sea, acorralado. La preocupación dejó paso a la tensión, y ésta a la angustia. Por partida triple: en una falsa salida de Pereira, y en las acciones de salvamento del propio meta rejiblanco y de Juanjo, fundamentalmente. El Atlético resopló al final y el Salamanca difícilmente encontrará mejor ocasión para ahogar a su rival en el Manzanares.
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