Gregorio Lanas, carne número 1 del PSOE
A sus 95 años, es religioso, pero considera los ritos "una grosería"
Gregorio Lanas Díez de Ulzurrun envió ayer al presidente Felipe González un mensaje: "luz y paz"; un deseo: "suerte en los acuerdos políticos" y un consejo: "antes de que vengan los desengaños, hay que organizar la España destruida por el franquismo".En su cama del Hospital Provincial de San Sebastián, donde se recupera de una anemia poco preocupante, Gregorio Lanas habla, sobre todo, de la paz, la palabra que, le obsesiona, después de haber vivido casi ocho décadas de militancia política y sindical. Es partidario de las relaciones prematrimoniales y del aborto con reservas, "según, depende..." y de todo aquello que no vulnere la máxima que ha guiado su comportamiento: "si una cosa es buena para la humanidad, ¡que sea.'". Cree en Dios con la firmeza de la fe y se reconoce como un hombre profundamente religioso, aunque no practique los ritos, porque los considera "una grosería para con Dios y con los hombres". Empezó a trabajar a los nueve años en El eco de Navarra como aprendiz de cajista y se afilió a los 18. "Mi padre era carlista y quiso siempre que yo fuera cura. Cuando lo contesté que no, entonces me dijo: 'tendrás que trabajar toda tu vida', y eso es lo que he hecho. Mi primer jornal fueron dos reales. Aprendí los oficios de maquinista y linotipista y me marché a Madrid; allí conocí a Pablo Iglesias, a los hermanos Landa y a Andrés Savorí Colomer". Gregorio Lanas vive la escisión histórica del movimiento obrero entre socialistas y comunistas como un trauma permanente: "Les dije muchas veces que la división venía en perjuicio de todos, pero se antepusieron los interesees de grupo, y ese fue el resultado".
A la pregunta de si cree que el PSOE defiende ahora los mismos intereses políticos que los que defendieron sus fundadores, responde con agudeza indicando que él ha militado toda su vida en el mismo partiáo. "Eramos más radicales, eso sí, pero las circunstacias han cambiado mucho y los dirigentes de ahora son también mucho más inteligentes que nosotros. Lo que me atrae de Felipe González", añade, "es que posee el mismo sentimiento que tenía Indalecio Prieto, a quien yo siempre he defendido en todas las asambleas".
El primer afiliado del PSOE estuvo encarcelado en Pamplona, "en la Corrección, que le llamaban", comenta con sorna, y trabajó durante la guerra en la Unión de Hermanos Proletarios (UHP), periódico que se distribuía en el frente republicano. Hasta su jubilación, hace ya 30 años, Gregorio Lanas trabajó en periódicos e imprentas como linotipista, combinando el trabajo con la militancia sindical. Hace 60 años fijó su casa en Irún, donde esporádicamente asiste a las reuniones de su partido y dedica su tiempo "al descanso, a escuchar a los demás y a luchar por la paz. La violencia", dice, "es una locura que impide que los problemas del pueblo vasco puedan resolverse a corto plazo. Una de las cosas que lamento es haber olvidado el euskera que aprendí de joven; creo que Navarra es la madre del País Vasco". "¿Mi mejor recuerdo? El día en que mi padre me escribió diciéndome que podía casarme con Emeteria Mitxelena, mi mujer".
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