El Atlético necesitó el empujoncito arbitral para ganar al Mallorca
El Atlético ha encontrado la fórmula mágica de los equipos que aspiran a ser campeones: la chispa de la fortuna en el momento preciso. Esta vez llegó de la mano de un penalti inexistente que le permitió entreabrir la puerta de un nuevo triunfo, y descomponer a un Mallorca que le hizo sufrir más de lo previsto. Luego, eso sí, Hugo Sánchez se encargó de pegar el portazo definitivo a la victoria con un gol sencillamente antológico.Pero anoche no fue oro todo lo que relució. Ni mucho menos. Atrás había quedado una primera parte en la que el Atlético se recreó, como en sus peores tiempos, en la suerte del despropósito. El Mallorca, un equipo forjado a base de talonario, con hombres ya curtidos como Zuviría, Martínez o Sabido, y que ayer no pudo alinear al irlandés Amstromg y al aún barcelonista Estella, mantuvo en vilo a la parroquia del Manzanares. Con algo tan simple como el ya casi general orden defensivo y del medio campo, pero, fundamentalmente, porque arriba conto con dos hombres rápidos y habilidosos, Verón y Barrera.
Luis se la jugó tras el descanso. Salió el checo-alemán Votava -se está poniendo de moda lo de los extranjeros en el banquillo-, se impuso mayor ritmo al fútbol atlético, llegó el (impujoncito arbitral del penalti, y ya todo fue más fácil. Incluso se puso en peligro la integridad del meta mallorquín Tirapu, que salió del Atlético por fama de juerguista, y que ya dice que no es un play boy. Ahora tiene novia formal, Miss Baleares, y también parece más formalito y serio entre los tres palos.
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