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Sólo Winnen puede disputarle el liderato a Fignon

Luis Gómez

Ángel Arroyo casi le sacó un minuto al líder Fignon, en la contra reloj de ayer. Delgado, algo desmoralizado, sólo ocho segundos. Ambos entraron entre los diez primeros, siguen en la brecha, pero hacen recordar inoportunas pájaras. Van Impe subió más rápido que nadie y ganó la etapa. Pero Arroyo, cuarto en la general, no parece tener buenas posibilidades para llegar al podio. Fignon, al que ven de amarillo por los Campos Elíseos, no ha ganado una etapa. Winnen es el único que puede hacer sombra el liderazgo de Fignon; está a 2.35 y tiene por delante una contra reloj de 50 kilómetros.

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Los franceses olvidan con facilídad que su líder Fignon no sabe lo que es ganar una etapa del Tour. Las comparaciones son odiosas porque un gran campeón, Hinault, por ejemplo, acostumbraba a llegar primero a la meta en alguna ocasión. A Fignon le llevarán hasta París con sumo cuidado; no puede caerse como Pascal Simon, porque no hay tiempo para buscar otro líder que sea francés. El holandés Winnen es su única amenaza, a 2.35 en la general, así que toda posible emoción quedará para la etapa del sábado, de 50 kilómetros contra reloj.Ayer no hubo un español vencedor en la meta de Avoriaz, a 1.820 metros de altitud, porque la ascensión no fue dura, ni de lejos comparable a la del Puy de Dóme. Arroyo y Delgado, sin embargo, demostraron que siguen siendo de lo mejor del presente Tour. Para Arroyo hubo cierto sabor a frustración por dos motivos: uno, que Winnen mantuvo su diferencia e incluso llegó seis segundos antes; otro, que el vencedor de la etapa, Van Impe, subió tan deprisa que remontó tres lugares en la clasificación general.

Arroyo, así, no pudo ni situarse en tercera posición. Winnen se queda a 30 segundos de diferencia y Van Impe a 17 segundos, pero las etapas que vienen ya no son propicias para el español.

La etapa de ayer, en la larga fase inicial en la que salieron los primeros, y sin embargo últimos en la general, 60 corredores, sólo tuvo interés turístico. Avoriaz, como Morzine, son localidades alpinas que viven de un turismo que no diferencia estaciones. Ayer, a la hora del postre, los ciudadanos asistieron con un sorbo de café al esfuerzo contra reloj de los corredores.

Otra emoción, sin embargo, tuvo para los colombianos que gozaron largo tiempo del liderazgo de la etapa, en poder de Cabrera. Fue la de ayer la última oportunidad que se les escapa para obtener un triunfo en la meta, porque Van Impe los dejó boquiabiertos con su dominio en el premio de la montaña, que ellos pensaban iba a ser patrimonio exclusivo de los escarabajos.

Así las cosas, hasta se especuló con que Cabrera, que llegó muy distanciado en la etapa anterior al parecer con ánimo de reservarse, era el hombre designado por Luis Ocaña para ganar ayer. Pero a Cabrera lo desbancó un francés, Gavillet, y luego ni Condorcito Corredor ni el viejo Patrocinio Jiménez pudieron imponerse.

El irlandés Roche hizo un buen crono y alcanzó la cabeza de la clasificación. Luego entraron los más renombrados de este Tour. Delgado disfrutó por algunos minutos de la segunda posición y cuando llegó Arroyo, Van Impe parecía claro vencedor. Finalmente, todos esperaron y animaron a Bernaudeau y Fignon, ambos franceses, ambos en las dos primeras posiciones.

Fignon no lo pasó bien: "al principio de la etapa me sentía bien; pero luego no he logrado encontrar el ritmo; era necesario luchar constantemente; sin embargo yo tenía confianza, porque el jersei amarillo motiva enormemente. No tengo ningún punto débil, pero tampoco soy un superclase. Espero ser el líder en los Campos Elíseos, donde Bernard Hinault me esperará".

Van Impe era un hombre feliz. Había ganado una etapa y confirmado su liderazgo en el pprernio de la montaña. Su sexto título, como Bahamontes. "Mi pena es no haber tenido un equipo más sólido, hubiera podido ganar el Tour. Esta será la última vez que me vea en el Tour, porque no creo que el próximo año mi equipo repita la experiencia".

Arroyo lamentó haberse equivocado de desarrollo. No tenía fuerte suficiente en las rampas finales para moverlo. En la primera parte de la etapa hizo el tercer mejor tiempo, lo que me iba muy bien, porque al final siempre mejoro. Espero superar a Van Impe en la contra reloj de Dijon, pues en una crono similar le saqué más de un minuto".

Bernaudeau perdió muchos minutos, hasta el punto de que dio la impresión de que Fignon lo cazaba. Pero Fignon no iba tan rápido y se tuvo que conformar con el décimo puesto. En este caso fue una ilusión visual propiciada por la televisión. Al líder le quedan tres días para ser nombrado sucesor en vida de Hinault. Para el Tour-84 ya está preparada la revancha. Sólo Winnen puede aguar la fiesta.

282 kilómetros de transición

Entre Morzine y Dijon, el Tour de Francia transcurrirá hoy en presunto estado de transición. Se supone que las fuerzas están ya muy mermadas, que, si acaso, hay una dura contra reloj de 50 kilómetros el día siguiente, y que, en definitiva, nadie pretende inquietar al líder Fignon, que, además, es francés y tiene ventaja suficiente.

En cualquier caso, dos puertos de tercera categoría y tres de cuarta no son bagaje para inquietar a nadie, destrozar un pelotón o adquirir ventaja en un ataque en solitario. Normalmente, los ciclistas intuyen por dónde va la calma y hoy les parece que es una jornada casi de descanso.

La lucha por mantener posiciones o mejorarlas pertenece a la etapa de mañana, con 50 kilómetros contra reloj y alguna dificultad por la irregularidad del terreno: Ángel Arroyo no parece ser un corredor que pierda grandes posibilidades en esta etapa. Tanto él como Delgado se han manifestado útiles en las contra reloj, aunque ésta no sea típicamente montañosa, y Ángel Arroyo, por poner un caso, ya sorprendió en la Vuelta a España. Después de lo sucedido ayer, su intención es la de conservar posiciones.

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