Italia venció a Yugoslavia en una batalla campal
Yugoslavia quedó descolgada de la elite europea del baloncesto, pero su vieja guardia quiso morir combatiendo y provocó un altercado sin precedentes, en el que faltó poco para que hubiera algún herido. Italia mostró la tremenda fortaleza, no solo física, de su baloncesto defensivo y volvió a levantar, en la segunda parte, un encuentro que parecía perder. Junto con la URSS, son los italianos los únicos que concluyen la primera fase sin conocer la derrota.La hegemonía yugoslava en el marcador solo duró 25 minutos, con diferencias escasas y que hacían prever un final dramático, aunque nunca se pudo pensar que germinaría de violencia. Ya en la primera parte, los nervios afloraron en ambos equipos, pero la selección yugoslava denotaba poco temple para responder con paciencia y sacrificio la dureza defensiva de los italianos. Ya en la primera parte Kicanovic fue agredido por Bonamico y anunció ostensiblemente que tarde o temprano se cobraría venganza.
Italia dio preponderancia a su defensa, hasta el punto de dejar en el banquillo a su más certero tirador, Riva, que solo jugó los diez primeros minutos del encuentro y no volvió a aparecer por la cancha. Italia buscó una presión defensiva que terminara por agotar la capacidad de acierto de los yugoslavos en el tiro; se turnaron hombres de refresco en la destrucción ofensiva de Dalipagic, lucharon también por anular a Radovanovic, y lo consiguieron. Quizás, eso sí, no pudieron detener los nervios de Kicanovic, pero eso no iba a alterar el marcador.
Yugoslavia, ofreció un espectáculo deplorable y cayó ingenua y violentamente en la provocación. A cinco minutos del final, se organizó una pelea callejera que alcanzó los bancos donde se situaba la prensa. El momento más caliente agresiones generalizadas aparte, y en las que intervinieron hasta el técnico italiano, llegó cuando Grbovic soltó un puñetazo a Meneghin, por la espalda. Al reaccionar éste, Grbovic, valiente él, corrió al banquillo y buscó una tijera para defenderse. Para entonces, el técnico italiano, Sandro Gamba, y el jefe de la delegación del mis o país habían saltado a la cancha y agarrado a Kikanovic y Slavnic, que se tuvieren que refugiar entre las sillas de los periodistas. En este momento, la intervención de la policía frenó la escalada de violencia Italia, pues, parece candidata a la final europea. Yugoslavia, por su parte, está condenada a buscar una renovación necesaria y volver a resurgir, pero en otro Eurobasket.
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