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El Barça gana con corazón y le complica la Liga al Real

Un oportuno gol de Maradona y la habilidad de Alonso superaron el fútbol de conjunto de los blancos

Decía el otro día Juan García Hortelano que "la alegría del gol a quien realmente le puede durar es al delantero". Perico Alonso, ese muchachote del norte que ha tardado en aclimatarse al mundo del Barcelona, se acordará mientras viva del gol que consiguió anoche, de ese quiebro habilidoso, frío y calculador a García Ramón y de la alegría de empujar el balón hasta conseguir la victoria de su equipo, el Barcelona, frente a uno de sus grandes rivales, el Real Madrid. Pero ese gol fue cantado por miles de espectadores y centenares de miles de telespectadores. Ese gol se estirará durante toda la Semana Santa, durante varias semanas, porque es un gol que da respiro, que sirve de balón de oxígeno para el técnico, el equipo y la directiva. Ese gol, bien administrado, puede durar lo que resta de temporada. Y es que, anoche, el Barça logró -como aseguran los bromistas- uno de sus grandes objetivos de la temporada: ganar al Madrid.Alfredo Di Stefano había comentado, poco antes de iniciarse el encuentro, que el Real Madrid acudía al Camp Nou "a jugar al fútbol", ya que, según el técnico blanco, "los que tienen que ganar son ellos". Los primeros 45 minutos del Madrid fueron una demostración de como ha de jugar un conjunto cuando ejerce de visitante. El equipo madridista se situó magistralmente sobre el campo, con marcajes al hombre sobre Marcos (Juan José), Maradona (Bonet) y Carrasco (Camacho). El resto del equipo trabajaba, única y exclusivamente, para adueñarse de la situación y contragolpear con gran peligro. Stielike, Gallego y Metgod -que se incorporaba al ataque con gran habilidad y verticalidad- buscaban el pase fácil, la pared, el desmarque y el espacio libre, para meter balones a Juanito y Santillana, que trabajaban habilmente.

El partido estaba controlado por los blancos, mientras el Barcelona seguía sin acomodarse al marcaje por zonas y rechazaba la táctica del fuera de juego, con la que anoche el Madrid hubiera podido ganar por goleada. Esteban y Alonso buscaban balones para Schuster, mientras Maradona demostraba no encontrarse todavía en condiciones de codearse con una férrea defensa. Marcos y Carrasco -sobre todo Lobito- trabajaban con la intención de meter balones dentro del área, donde no había nadie que rematara, al jugar el Barcelona sin delantero centro.

El juego organizado del Madrid dio sus frutos. El gol de Juanito -"tenía que ser, precisamente, Juanito quien nos diera el primer disgusto", comentó una importan te personalidad del palco presidencial- agudizó el dominio del Madrid. El Camp Nou, que había iniciado el partido olvidando vie jas decepciones y soñando con un triunfo sobre el eterno rival, enmu, deció.

El BarQa siguió desconcertado Sus jugadores parecían incapaces de construir una jugada y menos aún de culminarla. El peligro sólo podía llegar a balón parado o jugada individual de algunas de sus es trellas. Y así fue. Maradona -que sólo jugó a ráfagas, aunque siempre fue peligroso- consiguió em patar con habilidad, logrando que los dos equipos se retiraran al des canso como si nada hubiera pasa do. El Real había perdido una gran ocasión. No es lo mismo un 0-1 que un 1-1.

En la reanudación, el Madrid siguió controlando los primeros quince minutos, pero el Barcelona era consciente de que sólo necesitaba un gol. Los jugadores, faltos de conjunción, cortos de acoplamiento a nuevos sistemas y poco inspirados, pusieron corazón, ganas y fuerzas para derrotar a un equipo, que seguía bien organizado, pero que empezaba a acusar el desgaste de hombres como Stielike, Bonet y Gallego, que habían participado -aunque en inferioridad de condiciones fisicas- de forma primordial en el dominio de los primeros 45 minutos.

Los últimos veinte minutos del Barcelona parecían vaticinar una victoria barcelonista. El Madrid, que había creado sus últimas ocasiones de gol agotando a sus hombres en un último pressing -Santillana (57 minutos) y Gallego (63) estuvieron a punto de marcar-, parecía resignado al empate y decidió explotar su defensa. Otra habilidad de Maradona -Bonet tuvo ahí miedo de cometer penalti- provocó el segundo gol barcelonista. El Camp Noti se vino abajo. Alonso enloqueció y pareció querer subirse al graderio. Menotti, siempre frío, sereno e imperturbable, se levantó del banquillo. El Flaco ha conquistado su primera victoria como técnico del Barcelona en el Camp Nou. Ante Di Stefano. Y es que, como decía La Saeta: "son ellos los que deben ganar". El Madrid jugó, pero perdió. El Barça, mientras, luchaba para ganar.

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