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Crítica:VISTO / OIDO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Nostalgias del No-Do

"El mundo entero al alcance de los españoles": y los españoles se quedaban fumando un cigarrillo en el vestíbulo para no verlo. Alberto Reig es un hombre honesto y claro, que explicó muy bien en Alcores, sin autojustificaciones ni intentos de salvación personal, lo que era el No-Do y sus pantanos inaugurados: era lo posible. Roman Gubern, Antonio Mercero o Basilio Martín Patino son otros hombres claros y honestos que explicaron el valor que tiene hoy la inmensa filmoteca del No-Do, la calidad de su fichero, la historia que contienen sus millones de metros: sin maldecir de la condición de propaganda absurda que se le dio (al fondo, la figura oscura, misteriosa y poco explorada del ministro Arias Salgado).

Mala ha sido la historia: si el No-Do la reflejaba como buena, no evitó nunca que quedara como mala. Y ahí están las imágenes y las palabras. La izquierda tiene para sí misma el privilegio de esta reflexión, de lo que acepta y de lo que rechaza en tanto que hechos.

Después de todo, los pantanos de Francó, que tanta risa nos daban en el No-Do, son la única política, hidráulica eficaz que se ha hecho en este país desde la República; que la política hidráulica de la República hubiera sido mejor que los meros pantanos si Franco no la hubiera destruido, es otra canción.

Nostalgia del No-Do... A veces es una nostalgia indirecta: la de la reacción que se tenía ante unas imágenes especialmente agresivas, ante una realidad demasiado falseada. La nostalgia de una resistencia. Ante el repaso del archivo hecho para Alcores, una constatación: se siente una nostalgia más pura, más literal, ante lo más reciente: ante ese último No-Do que recogía, sobre la música de los Beatles, lo que fue la década de los sesenta: la de unas esperanzas arruinadas.

Y nostalgia irónica: ahora se fuma en los vestíbulos esperando la película, mientras se proyectan otras tremendas naderías, unas evasiones de la realidad mucho más distantes y ajenas. El documentalismo no ha triunfado. Y el noticiario ya no puede volver: no sólo el No-Do, sino el, Pathé, el Movietone Fox, el Ufa.

Ya la noticia en imágenes tiene un ámbito más directo: el de la misma televisión. Tenemos el No-Do a domicilío. Nos está contando otras historias tétricas, otras matanzas, otros Francos que hay por el mundo y que alguna vez asaltan el Congreso. El No-do está en su panteón. Ya no sirve para la propaganda, pero sirve para algo más importante: para la historia pensada.

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