La organización de Los Angeles-84 exige unas cuotas abusivas
ENVIADO ESPECIAL
El descontento de los representantes de los comités olímpicos nacionales que visitan Los Angeles fue la nota dominante en lajornada de ayer, previa al comienzo de su asamblea, uno de los puntos culminantes de las reuniones previstas en el programa. Cada participante debe pagar 5.400 pesetas por día, con un mínimo de veinte. Dos días duró la visita a las instalaciones de los Juegos de 1984, y la sensación de algún retraso incomprensible, junto a las enormes distancias que se deben salvar entre ellas, no hizo más que aumentar el pesimismo general. En la ciudad californiana, donde el ambiente olímpico es nulo, los únicos optimistas son los miembros del comité organizador.
La cifra de 5.400 pesetas por atleta y día, más un seguro de otras 12.000 (que serán devueltas si no se causan destrozos) que pretende cobrar la organización de los Juegos resulta abusiva para gran parte de los países presentes estos días en Los Angeles. Esta cifra es más del doble jamás cobrado en unos Juegos, concretamente en Moritreal-76 y en Munich-72. En Moscú-80 la URSS corrió con todos los gastos. Lo más grave, sin embargo, es la intención de que se multipliquen las 5.400 pesetas por veinte días, en todos los casos. Lo que no se había hecho nunca era exigir un precio máximo para todos los atletas, aunque ninguno participe ese tiempo, tanto porque las competiciones en su deporte durasen bastante menos o porque sean, incluso, eliminados antes de las finales.
La oposición a que se produzca este abuso, término con el que han calificado la cuota varios representantes de países no desarrollados, es grande y no dejarán de expresarlo. El Comité Olímpico Internacional se va a encontrar en el dilema de mediar una vez más, pues su ayuda de 420 millones de pesetas -el 10% de los derechos de televisión, suficiente para seis personas de cada país- quedará ridícula. Y si noquiere que se produzca la ausencia de muchas delegaciones ni que se reduzca el número de participantes ni presentar de su pecunio más ayuda, deberá convencer a los organizadores de Los Angeles para que rebajen su tarifa. Al parecer, dentro de la mentalidad de negocio con que se han montado los Juegos de 1984 entra también el regateo, y si se ha hablado de 5.400 pesetas ha sido para poder bajar 1.400, por lo menos. De esa forma se llevarán también buen dinero y acallarán las protestas.
Instalaciones distantes
Invertir un día entero para ver solamente seis de las instalaciones que albergarán otros tantos deportes, de un total de veintiuno del programa olímpico, puede resultar un dato significativo de las dificultades de traslado entre las distintas instalaciones de los Juegos. Si a ello se añade que esa visita concreta se efectuó un domingo, con el descenso lógico de circulación, el panorama empeora aún más. Para los atletas, también para los espectadores -cuyo porvenir se presenta lamentable, salvo que se decidan por la televisión- habrá, además, un enemigo: el calor, determinante en buena parte del smog veraniego, estación agobiante en Los Angeles por la humedad, pero escogida por respeto al calendario olímpico.
Los retoques serán estrictamente necesarios, pero sólo comenzarán a partir de ahora, en el Memorial Coliseum, el estadio construido para los Juegos de 1932, escenario de la ceremonia de apertura, de las competiciones de atletismo y de la clausura, con la prueba previa y tradicional de la Copa de las Naciones de hípica.
La pista, aún de ceniza, se ha utilizado para pruebas de motocicletas y sólo empezará ahora a cambiarse por material sintético, al quedar libre el estadio. La capacidad ronda las 90.000 personas, y no será problema que quede rebajada esa cifra al construirse para la apertura una plataforma desde la puerta principal hasta el césped. El viejo edificio, de piedra blanca y en gran parte tapado por grandes enredaderas, está al día, salvo ese incomprensible retraso en la instalación de la pista, a un año y medio de que comience el deporte rey de losjuegos.
Otra sorpresa la dio la natación, pues no están acabadas las piscinas. Teóricamente, albergarán a 12.000 personas, y lo positivo es que están en el mismo recinto de una de las villas olímpicas, la de la USC, cuyas instalaciones aprovecharán los organizadores en su totalidad. Esta villa olímpica tiene capacidad para unos 6.000 atletas, más o menos como la Universidad de California, que será el segundo hotel, pues así se le debe denominar a juzgar por el precio pedido.
La URSS tiene previsto residir en esta villa, y fue curioso comprobar cómo intentaron los miembros de la delegación ver las habitaciones durante la visita. Lo consiguieron, pero fue imposible saber si les gustaron o no, pues sólo rompieron su hermetismo para hablar lo justo con el conserje. A diferencia de los representantes de China, que tienen siempre la sonrisa dispuesta y un beautiful (maravilloso) para casi todo, los soviéticos no hablan con nadie yse limitan a observar en un grupo aparte, serios y circunspectos.
Las dos últimas decepciones de la visita, más que por la instalación en sí por su lejanía, fueron las de ciclismo y halterofilia. El velódromo se encuentra en Domínguez Hills (Colinas), uno más de los muchos nombres hispanos que existen en Los Angeles, y está en los terrenos de otra universidad, la del Estado de California. El comité organizador ha tenido la ayuda inestimable de las universidades. Terminó de construirse el año pasado -es de las pocas instalaciones nuevas- y es aceptable, aunque aún faltan gradas y el viento es tremendo. Se encuentra a veinticinco kilómetros de las villas olímpicas, una distancia similar a la que está el pabellón Albert Gerstein, perteneciente a la Universidad de Loyola Marimount, de los jesuitas. Para halterofilia es espléndido, con 4.500 personas de aforo, pero se necesita otro esfuerzo enorme para desplazarse. Después de visitar sólo una cuarta parte de los escenarios, la sensación de impotencia y de cansancio invadió a todos los participantes. Y no se trataba de atletas ni de espectadores.
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